Buenos Aires

Caraludmé, un colegio cooperativo

A 15 km de Mar del Plata, en la ciudad de Batán, la cooperativa de servicios públicos impulsa un proyecto educativo que está por cumplir 3 décadas. Con los años, la escuela fue cimentando su proyecto pedagógico que es único en la región.

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Cecilia Ghiglione Cecilia Ghiglione 07-05-2021

En lengua mapuche Caraludmé refiere a un “pueblo tranquilo”, el lugar que Miriam Sabugal (1957-2020) y María Ángela Palmiciano describieron social y culturalmente en 1993, cuando iniciaron en Batán (Buenos Aires) el proyecto educativo que es hoy el colegio Caraludmé.

Un año después, con una matrícula de 20 alumnos en jardín y primer grado, la Cooperativa Batán firma un convenio por el cual pasa a ser propietaria de la escuela, integrando a quienes le dieron el impulso inicial.

A partir de ese momento, “la escuela fue creciendo, ya sea por los servicios que fue incorporando, como por el crecimiento natural de la comunidad. Por sobre todas las cosas se fue armando un plantel docente muy inquieto, que fue marcando su impronta para generar lo que es hoy la escuela con todas sus propuestas pedagógicas y educativas integrales”, explicó Facundo Blanca quien hasta el año pasado fue docente y actualmente es el representante legal de la institución.  

Caraludmé sostiene un proyecto educativo innovador en Batán, que fue encontrando su propuesta a partir de las demandas de la sociedad, ya que “Batán no tenía una escuela de estas características”.    

Como tantas otras ciudades próximas a conglomerados importantes, como el caso de Batán que está ubicada a 15 km de Mar del Plata, “padecemos la condición de ser una localidad satélite que termina centralizando la vida laboral y educativa en la gran ciudad”, refiere Blanco. De algún modo, esta escuela vino a romper con esa lógica y sentar las bases de una iniciativa con raíz local.

Proyecto pedagógico

Hoy Caraludmé cuenta con una propuesta pedagógica que abarca los tres niveles de la educación: inicial, primario y secundario.  Pero lo que la hace especial es el enfoque tecnológico, que transita su cuarto año, e implementa el uso de dispositivos en el aula, experiencias virtuales y aulas itinerantes. Toda una comunidad virtual que funciona dentro y fuera de la escuela tanto en lo pedagógico como en lo administrativo.

“La orientación fue surgiendo dentro del proyecto educativo. Se inició por el impulso de Mariela Sánchez y el Nicolás Ferreyra y luego se fueron sumando directivos, docentes, alumnos y familias”, explica Blanca. “En un momento donde no existía la virtualidad,  o no nos imaginábamos que se iba a usar como hoy, la escuela empezó a implementarla. Gracias a esa plataforma tecnológica que es parte del proyecto, la escuela logró transitar el 2020 como muy pocas escuelas pudieron llevarlo adelante”

La escuela cooperativa

“Caraludmé es una institución dentro de otra institución”, señala el representante legal y reconoce la importancia que tiene la entidad madre en el sostenimiento del proyecto educativo. “¿Podría ser una escuela sin la Cooperativa de Batán? Sí, pero no con esta riqueza educativa”, responde Facundo Blanca. No son muchos los casos en el país donde una cooperativa de servicios públicos, como lo es la de Batán,  asume el desafío de gestionar una escuela.  

Educar en pandemia

El proyecto tecnológico que transita su cuarto año en la escuela fue creciendo en los distintos niveles. “Nosotros transitamos la virtualidad inclusive dentro de la escuela. Eso obviamente enriqueció el trabajo docente y cuando nos tocó salir a jugar este partido de un día para el otro, porque nos volvíamos a ver en 15 días y después estuvimos un año sin ver a nuestros alumnos, teníamos un bagaje”, explica Facundo Blanca

“Yo creo que la ventaja fue haber insistido con el proceso. Obviamente que no alcanzaba, y ahí en ese punto es donde el proyecto de tecnología fue atravesando las diferentes problemáticas que surgieron el año pasado y asistiendo también a aquellos docentes, como educación física  o literatura, para quienes la virtualidad fue también un desafío. Y fueron apareciendo cosas muy interesantes y muy ricas”.

El contexto pandémico que ya lleva un año, “hizo que fuéramos por más”, cuenta Facundo. Si bien hoy han recuperado la presencialidad acotada con sus alumnas y alumnos, el colegio recogió la experiencia 2020 y actualizó su plataforma educativa incorporando un espacio dedicado a la gestión y la comunicación con las familias. “El viejo cuaderno de comunicaciones que llegaba a la casa lo hicimos virtual y estamos transitando ese camino también, donde las familias  pueden ver calificaciones o notas en línea”.

A partir de lo vivido el año pasado, “tomamos las cosas buenas y corregimos aquello que no salió bien y así surgieron nuevas estrategias”.

En 2021 la escuela trabaja con una metodología de “aula invertida”, esto implica la teoría en casa y la práctica en la escuela y mediante recursos tecnológicos las burbujas comparten espacios virtuales. “Todas esas estrategias el año pasado estuvimos imposibilitados de llevarlas a cabo y también fuimos profundizando otras posibilidades para llegar a los alumnos”. A pesar de toda la experiencia previa y del 2021 en el uso de dispositivos tecnológicos, Facundo reconoce que “No es fácil, vamos transitando”.

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