Los incendios forestales en Córdoba tienen un impacto devastador sobre el medio ambiente, alterando profundamente los ecosistemas locales. La pérdida del monte nativo no solo afecta la biodiversidad, sino que también reduce la capacidad del suelo para retener agua, incrementando la erosión y provocando un mayor escurrimiento superficial. La fauna que sobrevive a las llamas se enfrenta a la pérdida de su hábitat natural, lo que reduce drásticamente la biodiversidad y altera los ciclos ecológicos de la región. Estas transformaciones amenazan la estabilidad del entorno y agravan la crisis climática local.
Una consecuencia menos visible, pero igual de preocupante, es la acumulación de cenizas en las cuencas hídricas. Con la llegada de las primeras lluvias tras los incendios, se espera que grandes cantidades de ceniza y otros sedimentos sean arrastrados hacia embalses y cuerpos de agua.
Las cooperativas de agua que operan en las zonas afectadas, como las de Villa General Belgrano y Santa Mónica, ya han advertido que este fenómeno dificultará el proceso de potabilización. “Los sistemas de filtración podrían saturarse rápidamente debido a los sedimentos arrastrados por las lluvias, lo que complicará gravemente el tratamiento del agua”, señalan desde la Cooperativa de Agua de Villa General Belgrano. Ante esta situación, las distribuidoras han puesto en alerta a las comunidades, advirtiendo sobre posibles interrupciones y dificultades en el suministro de agua potable.