Por el cobre, los robos de cables se han convertido en una modalidad delictiva frecuente en zonas rurales, donde los ladrones desmantelan transformadores de energía para robar las bobinas.
Ahora, este tipo de delitos se está extendiendo a zonas urbanas donde “roban los cables de las bajadas a las viviendas”, advierte el gerente de la Cooperativa de Servicios Públicos de Río Tercero, Roberto Aliciardi. El municipio fue uno de los damnificados.
La cooperativa lleva registrados varios de estos ilícitos a plena luz del día en comercios y viviendas sin moradores, “aunque ya se está dando también en casas donde había gente”. El daño que causan es grande ya que además de la reposición de los insumos, “muchas veces se pierden alimentos”.
Desde la entidad prestataria de energía explican que todo el personal de la cooperativa está claramente identificado con ropa y vehículos; por lo tanto, si observan gente que no lo está “den aviso” a la cooperativa o la policía.
Además del robo de los cables, los hechos suponen un riesgo para la vida de las personas que circunstancialmente pasan por el lugar y de los propios ladrones. “El otro día robaron en una cuadra y dejaron colgando los cables con energía y eso representó un peligro para los que pasaban por ahí”, describió Aliciardi.
“Estamos llegando a un límite que está siendo cruzado y esto se para con el aviso de la gente. Tenemos 24.500 bajadas, no puede haber un policía por cada una”, concluyó el gerente de la cooperativa de Río Tercero.
