Sin duda el contexto en el que estamos inmersos hace más de un año lo ha trastocado todo. En el entorno cercano, en el trabajo, en las instituciones algunas cosas debieron transformarse, y otras, acelerarse.
Las cooperativas de servicios públicos, habituadas a sostener el trato personal con sus asociadas y asociados, sintieron el impacto del aislamiento y las restricciones desde lo humano, pero también desde lo financiero.
Gran parte de estas organizaciones, no estaba habituada ni preparada para atender a los vecinos y a las vecinas de manera remota. El desafío fue muy grande y el sector, en diversos grados, se fue acoplando durante este último año a las exigencias del distanciamiento y la gestión virtual.
Si bien muchas cooperativas venían desarrollando oficinas virtuales a través de sus áreas de sistemas, la pandemia aceleró vertiginosamente estos procesos y le dio relieve a la conectividad.
En el caso de la Cooperativa Popular de Energía de la capital pampeana, desde el 2020 pudieron habilitar en su portal web opciones para la realización de trámites esenciales, que hoy se completan con la posibilidad de “solicitar el alta o la baja de una conexión de Energía o de Telecomunicaciones”, según informaron desde el área de prensa de CPE. Hoy “esta modalidad de gestión es indispensable en momentos en que la presencialidad de la atención al público debe reducirse al mínimo. O directamente suspenderse”.
Los canales digitales para gestiones se suman a la atención telefónica o los servicios de mensajería, como WhatsApp o Telegram, para cubrir las demandas de las asociadas y los asociados, que definitivamente cambiarán las maneras de vincularse desde las organizaciones cooperativas.
