VITROFIN

02-07-2014

Localizada en Cañada de Gómez, Santa Fe a 70 km de Rosario, la empresa supo ocupar un lugar en el corazón de su gente. Con una población aproximada de 30.000 habitantes, la ciudad se dedica principalmente a la ganadería, agricultura, pero también posee industrias metalmecánicas y microemprendimientos. Esta localidad fue una de las afectadas por la crisis del año 2002, que llevó una gran inestabilidad a su industria. Vitrofín no fue la excepción y sintió el golpe. La cristalería que ya había sufrido varios vaivenes y cierres a lo largo de su historia, tuvo dos intentos para conformarse como cooperativa de trabajo, en 1995 y en el año 2002. Finalmente durante la crisis con el apoyo del MNER (Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas), logró encaminar su actividad.

El panorama era muy complejo y desalentador por varias causas. En primer lugar las instalaciones se encontraban deterioradas y saqueadas, incluso la maleza crecía hasta dentro de lo que anteriormente eran las oficinas. En segundo lugar, los maestros artesanos, en su mayoría jubilados, no habían trabajado en una actividad similar por 8 años, lo que implica cierta pérdida de su arte, a esto también se sumó que la a imposibilidad de conseguir trabajo en la ciudad provocó que numerosos oficiales emigraran a otras localidades. Una tercera causa era gravísima para las aspiraciones de la empresa, y es que el mercado financiero no respondía a las exigencias de este tipo de emprendimientos. La cuarta causa era el aspecto legal ya que seguía el juicio por la deuda de la empresa antecesora declarada en quiebra. Y finalmente como si lo anterior fuera poco, había una pérdida de contacto con el mercado.

No obstante, estas dificultades no amedrentaron a los cañadenses que comprometidos con el éxito del proyecto lograron constituir un grupo inversor para la compra del inmueble y para su puesta en marcha. Fue muy difícil ya que nadie confiaba en un grupo de trabajadores autogestionados pero se puso en marcha la actividad y con largas jornadas laborales, y mediante un gran compromiso lograron sortear dificultades incluso con la conexión del gas. El día 23 de Marzo del 2003 luego de enormes esfuerzos, con 65 personas, se comenzó con la producción artesanal de cristalería fina.

Vitrofín hoy

A más de una década de la enorme crisis que vivió el país, la empresa cooperativa continúa en marcha, desafiando los pronósticos. Actualmente el 70% de los integrantes son ex trabajadores de la empresa antecesora. La mano de obra es altamente calificada ya que cuenta con la presencia de maestros artesanos con más de 30 años de experiencia en el rubro.

El compromiso de los asociados es tan importante que en este tiempo de actividad se superaron los estándares históricos en tanto en la producción como en la calidad de las manufacturas. No obstante estos logros, las ansias por la superación continúan intactas y trabaja fuertemente en la capacitación e incorporación de maestros artesanos.

Estas ansias de progreso se manifiestan en un importantísimo logro que fue la concreción de una escuela de artesanos, declarada de interés municipal. El objetivo es enseñar el oficio a aprendices y capacitar a oficiales actuales en el dominio de otras técnicas dentro de un acuerdo marco entre la empresa y la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Nacional del Litoral quienes brindan clases teóricas sobre el uso de materiales, materia prima, fusión del cristal y demás temas de interés

Otro hito fue la ampliación de la capacidad de producción. En el año 2006 a través del gobierno santafesino durante la gobernación de Jorge Obeid se consiguió poner en marcha un segundo horno. Ese subsidio provincial, y el apoyo recibido de la Nación, posibilitaron un salto cualitativo y cuantitativo en la producción

“La CNCT (Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo) nos ayudó mucho con la gestión, que era nuestra falencia. Así, la podemos ejercer desde Buenos Aires, ya que no tenemos que estar viajando, nos sirvió para crear contactos, y para movilizarnos más. Encontramos un lugar donde nos podemos apoyar y gestionar” expresó Jorge Croppi, presidente la de la cooperativa.

Croppi explica que actualmente la cooperativa intenta aprovechar los nichos vacíos de la economía del vidrio: “Al cortarse las importaciones se abrieron distintos nichos en cuanto al vidrio. Uno de ellos fue la fabricación de ladrillitos venecianos, aquí en Argentina hay una sola fábrica. Hicimos contacto con una gente de Buenos Aires que pone las maquinarias y nosotros la mano de obra y el lugar. La proyección es hacer unos 900 m2 por mes, pero queremos llegar a 2000 m2 mensuales”

No obstante, no descuidan su principal tarea ya que existen solo tres cristalerías que fabrican copas de alta calidad en el país, y Vitrofín es una de ellas.

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