Según un informe de la consultora Carrier y Asociados, el 15 por ciento de los usuarios argentinos (825 mil personas) usa la banca electrónica y el 13 por ciento (715 mil) hace compras on-line. Tomando en cuenta que muchos realizan ambas actividades, el informe concluye que alrededor de un millón de argentinos hacen transacciones por Internet.
En sus diez años de vida, el e-commerce tuvo un crecimiento desprolijo e irregular. El principal obstáculo que debió enfrentar fue, fundamentalmente, el miedo al fraude y los errores de diseño de los sitios. Forrester Research, en 1998, advertía que las dos terceras partes de los potenciales compradores on-line no lograban comprar nada.
Sin embargo, otros factores terminaron impulsándolo. En Estados Unidos, los atentados del 11 de setiembre de 2001 causaron una fuerte retracción en la población. El miedo a acudir sitios públicos hizo preferir la seguridad del hogar: en sólo un mes las ventas on-line crecieron un 17 por ciento.
En Argentina, el llamado “corralito” dio un inesperado impulso a la banca on-line. Impedidos de utilizar dinero en efectivo, los argentinos comenzaron a pagar servicios y saldos de tarjetas de crédito y hacer transferencias en websites. El home banking se impuso compulsivamente, pero se demostró eficaz.
Recorte de Señal, 11 de mayo de 2004.
