TURUCUTÚN

25-02-2015

Cosiquiando es el nombre del último disco que editó Diego Marioni en 2014, con canciones propias de raíz popular.

En Catamarca, la tierra de Diego, cosiquiando es un término recurrente que usan sobre todo por los niños para decir que anduvieron por ahí 'haciendo cosas´. Ciertamente, ´haciendo cosas´ fue el camino que decidió recorrer este músico para sumergirnos en un viaje musical por Argentina.

Teresa Parodi, Chango Spasiuk, Raly Barrionuevo, Luis Pescetti, Luna Monti y el recordado Raúl Carnota fueron algunos de los artistas que sumaron sus voces al proyecto de Marioni. Cosiquiando es el resultado de una construcción colectiva entre amigos, “un equilibrio entre los artistas más conocidos y los que no”, que recorre las regiones del país a través de los ritmos tradicionales. “Los artistas conocidos son gente que está en la escena, pero que de algún modo tienen un trabajo consiente con la música, una coherencia en su trayectoria que es digna de que los chicos la conozcan”, describe Marioni con la tonada catamarqueña que no ha perdido a pesar de que lleva viviendo 10 años en Córdoba. “Después, la idea fue equilibrar con gente que está surgiendo, me incluyo ahí, que viene haciendo camino y tiene la voluntad de hacer la música desde su lugar”.

Fueron dos años de intenso trabajo hasta que finalmente pudo materializarse el esfuerzo en un disco-libro-objeto-hermoso con canciones folclóricas originales. Las producciones independientes son así, el tiempo mismo no puede con ellas. En fin, nada le impidió a Marioni plasmar esta idea de escribir para los chicos un cancionero popular.

En Córdoba, Diego es docente en Collegium - una escuela cooperativa con orientación musical- y fue en ese lugar que empezó a recorrer el camino que lo llevó a editar Cosiquiando. “Me llamaba la atención el poco conocimiento o acercamiento que tenían los chicos de lugares más urbanos con nuestra música popular. Por ahí, en el norte o tal vez más en el interior, cualquier crío agarra una viola o un bombo y toca, pero en la gran ciudad esto no pasa. Cuando empecé a laburar en el cole vi esto de la influencia de otras músicas, mucho rock nacional, y entonces entendí que había que hacer algo como para tirarles una onda. Es simple, los chicos no eligen por sí solos sino por influencia de la casa, así que la idea era arrimarles la música argentina y hacer algo donde ellos puedan encontrarse con lo diverso de esta música”.

El paso siguiente fue tomar el mapa de Argentina y trazar en cada región los ritmos que las identifican. “Al mismo tiempo, la idea era usar esto como vehículo para mostrar la cantidad de artistas que existen en cada lugar”. Aunque el mercado musical “muestra siempre lo mismo, vos pateas una piedra en cualquier lado y sale un músico”.

¿Cómo lograste reunir a tantos artistas dispersos en el territorio y sin contar con el respaldo de una compañía?

Cosiquiando es como una tesis de esto de autogestionarse, una forma de trabajo que venimos haciendo desde la agrupación UPA! músicos en movimiento. Es una producción independiente que me llevó 2 años, literalmente fue colorear las regiones de Argentina en un mapa y comenzar por ver que había que componer. La idea era que las canciones fueran nuevas para poder transmitir cosas a los chicos. El resultado es un disco-libro que viene en unas bolsitas reutilizables, que tiene una historia madre desde donde se desprenden otras seis. Los cuentos son de Mariano Medina y yo hice algunos aportes.

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La historia central de Cosiquiando comienza en el año 2008, en Tierra del Fuego, cuando Ana - la niña protagonista - encuentra entre sueños una carta de su abuelo donde le encomienda la misión de devolver a los niños de nuestro país las palabras perdidas de las canciones. Y allá va Ana, invocando a los antiguos espíritus con sólo pronunciar la palabra mágica TurucutÚN!

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En el disco, la clave para ir entre regiones parece ser Turucutún ¿Cómo se materializó la grabación con los artistas dispersos en todo el mapa?

La mayor parte se grabó en Córdoba, cuando los artistas pasaban por acá aprovechamos. Otros mandaron sus materiales por Internet, la tecnología en ese sentido está muy presente en este disco.

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El viaje empieza por el litoral, un chamamé con la voz de Teresa Parodi y Sapo de Luz que entra en escena. Cuyo es la siguiente parada donde Ana deberá llevar las palabras perdidas a una cueca, a una tonada y a un gato. La niña otra vez apelará a los antiguos espíritus para seguir su viaje por el norte con huaynos, bailecitos, chayas y escondidos.

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¿Qué otros desafíos te planteó este disco?

Cosiquiando fue un desafío también para la escritura ya que la idea era escribir canciones con temas donde los chicos se pudieran reflejar y donde la música fuera un medio para expresar sus emociones. El folclore hace mucho tiempo que se volvió música de ciudad, hay mucha gente componiendo desde el cemento y no por eso deja de ser folclore. El desafío fue que los chicos se reflejaran en las letras, por eso escribí desde mi niño interior. Cosiquiando intenta mostrar principalmente a los niños que hay otras cosas, despertar el amor a la música nuestra y a cualquier otra también.

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Por la pampa húmeda, Ana sigue su viaje entre milongas, huellas, tangos y valsecitos

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En el verano la música popular se muestra en los grandes escenarios. ¿Qué te sucede como artista frente a estos espectáculos que, en general, proponen grillas comerciales y repetidas?

Yo no sé qué le pasa al músico que vive solamente en esa época la música, en los festivales me refiero. Yo la vivo todo el año de forma intensa tocando y viajando mucho. Esos grandes espacios que son los festivales generan una situación medio compleja o viciada. Considero que debieran ser una cuestión más abierta, de oportunidades para todos y para que la gente pueda escuchar otras cosas. Pero ya sabemos que se trata de negocios, el artista que no lleva público no sirve. La música pasa a un segundo plano y el arte sufre por esa condición. Ojala llegue algún momento donde esos espacios puedan correrse de esa línea exclusivamente económica y entender que la cultura está compuesta por un montón de otras cosas. La música argentina no es sólo el festival, son los miles de encuentros que hay a lo largo del país que por ahí no tienen ni la décima de prensa de los grandes festivales, pero que sí generan transformaciones a nivel social para mucha gente que no conoce a otros músicos y la rueda empieza a girar para todos. También pasa que estos grandes escenarios arman su historia a costillas de una cantidad de músicos que van a laburar gratis en las peñas, comiéndose la ´loza´ de pagar alquileres e incluso de pagar para tocar. Todas esas cosas por ahí no se saben y para mí la gente tiene que conocerlas.

¿De algún modo la fórmula de los meg festivales se ha ido proyectando en otros encuentros que tenían mayor espacio para otros artistas?

Vos miras las grillas de los festivales y son todas iguales. Pareciera que no hay más artistas y la gente termina creyendo que no hay más artistas. Es perverso en un punto y complejo. Para mí la música y el arte pasan por otro lado. A mí me interesa generar algo como Cosiquiando y no laburar intensamente dos meses para salvar el año. Pareciera que la gente que va a los festivales no tuviera la posibilidad de conmoverse porque la música que tocan ahí es siempre pum para arriba, te pega en la frente, o sino saltamos derecho a lo meloso-melódico y el amor pasa solamente por ese lugar, casi folclore triple X, donde meten hasta viseras en la letras como “te voy a comer el corazón...”. También está la otra cuestión de que la música tiene que alegrar a la gente porque está triste. Esas frases contribuyen a todas estas cosas porque emocionarse con una canción no quiere decir que te venga el bajón y te deprimas. Somos seres sensibles por naturaleza. Me ha pasado estar en lugar donde había compañeros cantando y la gente los chiflaba porque después seguía Rojas. ¡Hermano, para un poco, primero respeto y segundo, permitite escuchar! Lo que pasa es que en esos días se entra en una vorágine folclorista, tradicionalista, argentinista... Y esos músicos pasan a ser lo íconos de nuestra música y, entonces, no dan lugar a ninguna otra cosa y la gente tampoco se permite otra cosa. Hoy los festivales se reducen a una copia del que gana plata, entonces muchos artistas quieren eso para ellos.

Para descargar el cancionero de Cosiquiando diegomarioni.com.ar

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