Traductores digitales cada vez más precisos ¿Reemplazarán a los humanos?

25-07-2019

Roxana González | Periodista

Con el advenimiento de la inteligencia artificial y el aprendizaje de las máquinas, el mundo de la tecnología avanzó a pasos agigantados. La automatización se disparó y hoy cada vez son más las tareas que recaen en robots o sistemas inteligentes. Una de ellas es la traducción.

Si bien hace un tiempo los traductores digitales carecían de precisión en parte porque eran incapaces de entender el contexto de una frase, percibir una metáfora o diferenciar cuándo usar un sustantivo propio o uno común, hoy eso se mejoró muchísimo. Basta con probar el Traductor de Google para ver cómo fue mejorando su desempeño a lo largo del tiempo.

El Traductor de Google traduce, en tiempo real, textos en más de 100 idiomas. A diario lo usan más de 200 millones de personas en todo el mundo. En 2016 Google incorporó a esta plataforma su sistema de traducción automática neuronal que permite que el traductor digital aprenda con el uso y las consultas. Y en función de esa información va mejorando la calidad de sus producciones.

El servicio está disponible desde el navegador y tiene una aplicación compatible con iOS y Android que se puede descargar sin costo al celular. También se puede bajar la combinación de idiomas que más se utilice para que estén disponibles offline.

El Traductor de Google es, quizás, uno de los sistemas más populares. Pero no es el único. Travis Touch es un pequeño dispositivo capaz de traducir hasta 80 idiomas. Es un gadget de bolsillo que traduce en simultáneo.

Basta con seleccionar los idiomas en los que se tendrá la conversación (italiano-inglés, por ejemplo) para que Travis comience a traducir a medida que escucha la locución de los usuarios. De esa manera, se logra tener una conversación bastante fluida, con un ida y vuelta natural entre las dos personas sin la necesidad preocuparse por buscar cómo se dice cada frase o palabra.

Otro producto interesante es Pilot, unos auriculares que son capaces de traducir en tiempo real y sin estar conectado a la red. Los auriculares integran micrófonos, capaces de percibir lo que se está diciendo en cada momento. El proyecto se presentó hace más de dos años a través de una plataforma de financiamiento colectivo y despertó mucho interés entre el público y analistas especializados.

Por ese entonces, también se dieron a conocer los Pixel Buds, un concepto muy parecido: son auriculares que integran al Traductor de Google. Se conectan con la app en el celular donde se elige el par de idiomas en los que se tendrá la conversación y el resto es "magia".

Estos son apenas algunos de los tantos ejemplos que hay. Basta con hacer una búsqueda en la web para ver que cada vez hay más dispositivos de bolsillo que prometen hacer traducciones en tiempo real. Algunos de los mejores son, además de los mencionados, Birgus Smart Voice Translator, TT Easy Trans smart o iFLYTEK.

El éxito de los traductores digitales radica en la incorporación de sistemas de redes neuronales que hacen que se vayan puliendo con el uso. Es decir que a medida que pase el tiempo los resultados serán cada vez mejores.

Es posible, de todos modos, que en la traducción se pierdan algunas sutilezas y que a veces haya dudas con la interpretación de un término que puede tener varias acepciones, incluso en un mismo contexto.

Aunque lo más difícil de todo es traducir el humor y la ironía. Estos aspectos del lenguaje, por el momento, se les escapan a las máquinas. La entonación es una forma de transmitir intencionalidad y de dar ese aspecto humano al habla.

Sin embargo, estas cuestiones que aún no están al alcance de las máquinas pronto podrían estarlo. Google desarrolló un sistema, al que bautizó Translatotron, que es capaz de traducir la voz humana de un idioma a otro sin tener que realizar una conversión a texto primero.

Hoy en día, todos los traductores de voz dividen el proceso de traducción en etapas; aunque para el humano sean imperceptibles, en realidad cuando ocurre la traducción de voz, en el medio se producen varios estados.

La primera etapa es la síntesis de voz a texto. Se transcribe lo que se oye a formato texto, luego se traduce al idioma correspondiente y finalmente se vuelve a sintetizar ese texto a audio. Estos pasos hacen, entre otras cosas, que la traducción no sea tan inmediata. Y además, que la traducción final suene en una voz robótica y metálica.

Traslatotron saltea estos pasos y traduce automáticamente de voz a voz. Y además lo hace imitando el habla humana. ¿El resultado? Traducciones más precisas, rápidas y naturales.

El sistema se basa en una red de secuencia a secuencia que toma la espectrometría de origen como entrada y genera espectrogramas (la representación del espectro de esta señal) del contenido traducido en el idioma de destino. Durante el entrenamiento, el modelo utiliza un objetivo multitarea para predecir las transcripciones de origen y destino al mismo tiempo que genera espectrogramas objetivos.

Como no hay traducciones intermedias a texto, tal como se explicó antes, se retiene la voz del texto original, con lo cual la traducción suena fluida y natural. En el blog donde se hizo el anuncio oficial se incluyen algunos audios de ejemplo y los resultados son asombrosos.

Se trata de un proyecto de prueba. Todavía no se lanzó al público pero la iniciativa, por lo que se ve, está bastante avanzada. Sin dudas, se trata del comienzo de una nueva era dentro de los traductores digitales que se vuelven cada vez más precisos, inteligentes y efectivos.

¿Será acaso el fin de los traductores humanos? Es difícil predecirlo pero dadas las circunstancias, todo parece indicar que las traducciones serán de esas tareas que quedarán en manos de las máquinas. Tal como ocurre con muchas otras funciones.

La pregunta que hay que hacerse entonces, es cuál es el panorama laboral en el marco de esta cuarta revolución informática. Algunos dicen que surgirán nuevas tareas más específicas en el big data, el marketing y la gestión empresarial. Otros aseguran que, en un mundo cada vez más frío y digital, se valorarán más que nunca las tareas de cuidado, por eso seguirá habiendo lugar para los enfermeros y psicólogos.

Habrá que ver qué deparará el futuro. Claro es que todo aquello automatizable quedará en manos de la inteligencia algorítmica. Solo se valorará el factor humano cuando aporte algo diferente. Pero aun en materia de creatividad también las máquinas ofrecen competencia.

Basta con pensar en Aiva, un algoritmo que ya fue reconocido oficialmente como compositor; o en leer los poemas o las canciones que generan hoy los robots. Casi parece no haber espacio que quede fuera del reinado de las máquinas.

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