'SOMOS LOS MESTIZOS DEL CUARTETO”

06-03-2015

“Venite a las 10 a casa” confirmaba el whatsapp unos días antes de hacer la entrevista con Lorena Jiménez. Temprano, pensé, para alguien que siempre se definió “mujer nocturna”. A las 10 en punto estaba ahí y antes de tocar el timbre Lorena me escribió que se había quedado dormida, que necesitaba 15 minutos y ya estaba lista. Esta vez no fue un show ni el trasnoche sino que su pequeño Vicente (2) no se levantó a la hora de costumbre y ella aprovechó el tirón, como lo haría cualquier madre.

“Yo, que de noche me ponía a escribir, a inventar cosas y a jugar y no me dormía hasta muy tarde, ahora son las 10 de la noche y ya quiero estar acostada. Eso es la maternidad y me siento feliz”, cuenta mientras presenta a su hijo y ofrece mate. Lejos está de cualquier cosa parecida al malhumor mañanero y el levantarse apurada. El clima es cordial en el living de su casa, habitado por los juguetes de su hijo.

Este mes, además de cumplir años en el día de la mujer, Lorena Jiménez está trabajando junto al músico y productor Martín Marassa en un nuevo disco de cuarteto tradicional. Pero el germen de este nuevo trabajo fue “Como si fuera ayer”, un CD que grabó hace un año con canciones “viejas, como se tocaba antes el cuarteto, como tocaba La Leo y el Cuarteto de Oro” donde cantó en sus comienzos Carlos “La Mona” Jiménez, su papá.

¿“Como si fuera ayer” es un homenaje a los pioneros del género?

Es un disco de cuarteto como se tocaba antes. La Leo con el piano le dio otro toque tomado paso doble, valses, tarantelas y así empezó a salir el tunga - tunga. La Leo (Leonor Marzano) es como la madre del cuarteto. Yo siempre digo que en esto del árbol genealógico del cuarteto yo estoy colgada, soy parte de esa dinastía del cuarteto de alguna manera.

¿Te identificás con el cuarteto actual?

Yo, los Nenes Bian o Cony la Tuquera, por nombrar a algunos, somos como los mestizos del cuarteto. Hemos tomado algunas cosas pero tenemos una mirada distinta, fuimos adaptando la música y eso trajo otros espacios para tocar y también otro público. El cuarteto es de Córdoba, pero no sólo pertenece al circuito comercial sino que también hay otras miradas.

Al difícil oficio de ser “la hija de”, Lorena lo lleva con gran soltura. Esta mujer de más de 30 años que a los 4 años grabó un single, que escuchaba al costado del escenario en una sillita de madera a su papá cantar ante la multitud del Sargento Cabra y que participó cantando de certámenes televisivos cuando tenía 13 intentó escapar por la tangente. El teatro fue su camino. Se recibió de licenciada en artes escénicas y tuvo sus primeros pasos como actriz de café concert. “Después mi papá otra vez metió la mano insistiendo con que tenía que cantar y empezó a armar una banda de mujeres que después fue Q`las parió.

¿Entonces tu papá tiene mucho con ver con este presente de cantante?

Él siempre me dejó que hiciera. Me empujó y después me dejó. Es un engañador profesional porque armó el grupo de mujeres y después me abandonó y hubo que ponerse a buscar temas y sobrevivir a esa idea. Cuando quiso venir a opinar cómo había que tocar, ahí le dije que no se metiera. Claro, en el momento que necesité que me tirara una directiva me dejó sola y ahora venía a querer opinar.

¿Tenés diferencias con él en lo artístico?

Discutimos porque siempre quiere que toque para mucha gente, me invita a sus bailes y yo no quiero eso. Ahora ya no se enoja tanto. Cuando íbamos a presentar el disco de Q` las parió quería ser el telonero. ¡Imaginate! Yo le decía que no tenía sentido y se enojaba. Seguro iba a ir gente, pero para verlo a él y lo que nosotros hacíamos a lo mejor no le interesaba a ese público. En cambio, tocar en lugares chicos fue poner al cuarteto en otro espacio y para la gente más grande fue revivir lo que eran los bailes con la mesita sin estar apretados como en un recital.

¿Cómo llegaste a grabar cuarteto característico en Como si fuera ayer?

Venía trabajando con la banda Q´ las parió haciendo canciones mixtas con letras que me parecían muy femeninas o canciones que traía guardadas en mi información de vida. En eso, mi papá me acerca un CD con temas que había escuchado de chica para ver qué me pasaba con esa música. Y me encantó porque eran canciones que podía reconocer. Por supuesto, habían sido sacadas de los vinilos y pasadas a CD, pero lo más me sorprendió fue la mutación del cuarteto. Si vos escuchar cómo se tocaba al comienzo el cuarteto, parece que tuviera muchos más tiempo esta música porque ha mutado mucho en 70 años. Esas canciones que suenan viejas las cantaba mi papá cuando tenía 15 años con el Cuarteto de Oro.

¿Tuviste que superar prejuicios para editar un disco de cuarteto?

Si en otro momento me hubieses preguntado ¿cantarías cuarteto? La respuesta hubiera sido no. Pero esas canciones me gustaron y así fue que encaramos el proyecto con un amigo de toda la vida, Martín Marazza. Después llegó la presentación, hubo un interés por el trabajo de parte de la gente y surgió tocar. Por supuesto que no como el cuarteto que van de jueves a domingo. Ese es otro tema, la gente se piensa que como soy Jiménez voy a hacer lo mismo que hace mi papá y no porque yo no tengo ese ritmo de vida, hago otras cosas también. Por otro lado, no hago ese cuarteto que quizás es el ritmo que hoy necesita el cuarteto, con otra connotación y otra convocatoria. Este cuarteto característico es volver a pensar en el encuentro, un lugar donde ir con la familia. También la gente grande agradecía ese espacio porque la hacía acordar a los bailes cuando tenían 11 años. Y para mí también tiene esa connotación afectiva.

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