Segunda etapa

14-04-2003

La comisión de medio ambiente de la localidad cordobesa de Unquillo avanza en su intención de erradicar el basural que desde hace más de cinco décadas convive con los vecinos de esa ciudad.

El basural a cielo abierto comenzó a combatirse hace dos años, cuando desde el municipio se conformó una comisión con el claro objetivo de recuperar el espacio verde y natural que una montaña de deshechos le fue quitando poco a poco a los vecinos de Unquillo.

Casa por casa, la comisión fue juntando adhesión a su proyecto y entre todos comenzaron a separar los residuos orgánicos de los inorgánicos. Las familias separan los residuos orgánicos compostables que después de ser procesados en una planta de tratamiento regresan al hogar como tierra fértil.

Con la colaboración de la comunidad, las 10000 toneladas de basura que diariamente eran acumuladas en el basural a cielo abierto se fueron reduciendo.

Muchas familias han ganado el hábito de separar a conciencia los residuos, logrando que la primera etapa de este proceso se encaramara con la insignia de “éxitosa”, y dando lugar a la segunda parte de esta noble y precisa aventura.

Maria Eva Salazar, coordinadora del área ambiental“Hoy estamos en un momento de lo que llamamos el cierre físico del basural”, afirma la coordinadora del área ambiental, María Eva Salazar.

Con el trabajo de técnicos de la Agencia Córdoba Ambiente y de la empresa recolectora Cliba se efectúa el movimiento de basura. Los enormes taludes en movimiento buscan darle una pendiente natural al terreno que luego será sellado con un impermeable para evitar que el agua de lluvia vuelva a penetrar en el montículo inorgánico.

El desafío de eliminar el basural esta pronto a cumplirse y la comisión ambiental ya puede largarse a pensar en nuevos proyectos. “El movimiento de basura se está haciendo con el objetivo de poder recuperar este espacio como un nuevo parque de la ciudad”, anticipa María Eva, y como si lo viera en una bola de cristal, habla de un jardín botánico, de miradores en las terrazas, y de senderos sólidos y de abundante vegetación.

Poco a poco el monstruo de deshechos inorgánicos irá desapareciendo y el nuevo parque de Unquillo será un claro ejemplo de que, como dice la coordinadora Salazar, “la única forma de poder sostener este lugar precioso es cuidándolo y tomando conciencia de que podemos vivir en armonía con el medio ambiente.”

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