Santiago Coplero

11-05-2004

La infancia en “el pago” es para todos un feliz recuerdo y tal vez por eso lleven la música folklórica cómodamente. “La Juntada”, el espectáculo de Peteco, Rally y el Dúo Coplanacu,  es un gran homenaje a  ese  Santiago del Estero común.

El repertorio esta dividido temáticamente en La memoria, El paisaje, La mujer, Lo social y El mensaje. Los “Changos”  se lucen por sus diferencias: la aspereza del canto de Peteco Carabajal se complementa con la delicadeza de los Coplanacu y la vehemencia de Raly para guitarrear. Sin inconvenientes, todos se prestan el repertorio: Peteco y Raly hacen una versión de "Retiro al Norte", un clásico de Coplanacu, mientras que el famoso dúo ejecuta "Chacarera del exilio", de Raly por ejemplo.

En el living de una casa de Alberdi estos cuatro artistas ensayan y entonan “Santiago Chango Moreno” con la misma frescura que tiene cualquier estudiante del interior que se ha mudado a Córdoba. El uso de los pasivos predomina como en cualquier conversación entre santiagueños;  cuando les preguntan algo la respuesta clásica es “he sido” o “he sabido”, y cuando les preguntamos sobre su niñez todos concuerdan en un “ha sido una infancia feliz”.

 

- Raly ¿naciste o te hiciste músico?

- Yo creo que un poco de las dos cosas. A mí la música me atrapó desde muy chiquitito. En mi familia siempre hubo guitarreadas enormes en los cumpleaños. Esa es la primera imagen que tengo de ver músicos tocando. Desde muy chiquitito comencé a poner los discos solo; los discos de antes. Puede ser que haya venido en la sangre también por el tema de la familia y todo lo que tiene que ver con la cultura campesina y musical.

El Raly es el más joven de  la juntada pero no por eso el menos experimentado. Comparte con Peteco el protagonismo en las canciones y la admiración por las figuras que revitalizaron al folklore Argentino en los ochenta conocida como “músicos populares argentinos” y que era encabezada por 80  el Chango Farías Gómez, Jacinto Piedra y el mismo Peteco, entre otros.  Aunque Peteco Carabajal no se reconozca como un referente, hoy es un icono del folklore argentino.

- ¿Cómo fue tu historia con la música y como fue tu infancia Peteco?

- Cuando yo "he nacido" era el tiempo en que la mayoría de la gente de las provincias se iba a Buenos Aires a buscar nuevos horizontes.  Así que mis viejos fueron a buscar trabajo pero han vuelto a Santiago para que yo nazca ahí y así se puede decir que hasta los ocho años iba y volvía de Santiago a Buenos Aires.  Iba a escuelas en Buenos Aires en los barrios dónde me tocaba vivir, un año en cada escuela así que no tengo arraigo de escuela. Eso contrastaba con los tres meses de vacaciones que tenía en Santiago a donde viajaba apenas terminaban las clases.  Hasta el primer día de clase de Marzo yo me quedaba en la casa de mi Abuela y ahí vivía otro tipo de vida que después llevaba íntimamente a Buenos Aires.

En la Capital escuchaba que nos cargaban por falta de agua y ese tipo de cosas sobre Santiago.  Yo en cambio recuerdo mi infancia llena de agua, con acequias, canales dónde podía bañarme a la siesta, agua limpia con arena abajo, por supuesto, el drama del agua existía pero yo no lo he tenido en la infancia. 

- ¿Y la música?

- La música no era un sueño, porque la tenía conmigo. Tocaba la guitarra y cantaba. Mi viejo ya trabajaba de esto así que yo ya veía la profesión  y no se daba por el lado de la música, no me veía en un escenario. Mi sueño era jugar al fútbol. Así que de golpe he estado arriba del escenario sin proponérmelo. 

Cuando ya tenía diecisiete años y trabajaba en una encuadernadora de libros,  empecé a ir a Bailar con los changos amigos. Una noche salí con mi primo Roberto, que canta actualmente con Cuti, y andábamos por Ramos Mejía. Entramos a una peña y estaba el hermano de Leo Dan quien reconoció que éramos Carabajal y Pasó la guitarra. Como sabíamos cantar las canciones más conocidas del repertorio Santiagueño vino el dueño a hablarnos para que trabajemos ahí.  No estaba seguro, pero si sabía que me gustaba más ese trabajo y de allí en adelante nunca más he tenido otro trabajo que no sea la música.

La historia de los Coplanacu no es muy diferente, aunque tiene sus particularidades.  Roberto Campos viajó a Córdoba para conseguir un título de medicina y en el transcurso de sus estudios comenzó a tomar cada vez más en serio la actividad que llevaba adelante con “su cumpa”.  Cuando le preguntan si es médico sonríe y responde:  “Soy músico.Tengo el título de médico, he terminado con la carrera pero soy músico.”

Cuando le preguntamos a Julio cómo explicaría a lo que se dedica los ojos le brillan y aclara la voz: “Bueno, lo que yo hago es repartir canciones fundamentalmente de folklore argentino, cuando me preguntan la profesión resulta muy lindo decir que soy músico, que canto folklore” 

 - ¿Y vos Roberto?

- Hace veinte casi estoy cantando,  mi profesión, mi forma de vida y mi camino es el de ser músico, con pretensiones de ser músico popular.

“La juntada” es un grupo de músicos que repartirán todo su folklore en diez presentaciones por el interior del país y que reaviva el sentir popular en forma de canción.  Sin dudas es el espectáculo folklórico más importante en lo que va de este año y promete hacer vibrar al público con su repertorio.

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