Reír para reír

15-04-2010

Reír para que ellos se rían es la única misión que llevan estos artistas a medio mundo. Payasos Sin Fronteras fue creada en 1993 por un colectivo de artistas del ámbito teatral.

La primera intervención de los Payasos fue en el campo de refugiados de Veli Joze (Savudrija) en Croacia, el 26 de febrero de 1993. Tras esa experiencia donde quedó manifestada la necesidad de actividades artísticas para colaborar con la situación psicológica de poblaciones que han atravesado conflictos, se establecieron las bases para Payasos Sin Fronteras.

En los últimos años, estos artistas voluntarios se han encargado de construir espacios de entretenimiento en lugares como la República Democrática del Congo (RD Congo), en los campos de refugiados del Kivu Norte, y en la Haití pos terremoto.

En estos lugares donde la sonrisa es tan necesaria como el agua y los hospitales, “están ellos”, relata el fotoperiodista Samuel Rodríguez, quien compartió su experiencia por el Congo y Haití en el último año.

En Haití, en decenas de campos para refugiados improvisados en cualquier lugar de Puerto Príncipe, “donde decenas de miles de familias se hacinan esperando lo que en 200 años de independencia no les ha llegado, la música, los malabares, el teatro de payaso, los trucos de magia… revolucionan la vida y convierten ese espacio de tránsito permanente hacia no se sabe el qué, en un lugar donde la imaginación toma el poder. El poder de arrancar sonrisas de grandes y adultos”, describe Samuel Rodríguez. 

Y si de Haití  poco se habla en las noticias  a tres meses del terremoto, la RD del Congo pareciera estar vedada para la mayoría de los medios de comunicación. En una de las regiones de planeta donde la violencia emerge en sus formas más crudas, donde una vida vale nada y donde la agenda política internacional sigue tropezando una y otra vez, Payasos Sin Fronteras actúan tres veces al año para decenas de miles de personas.

“La mejor forma de entender el trabajo de esta ONG, tan distinto a cualquier otro tipo de ayuda humanitaria en el que podamos pensar, es observando su trabajo en directo. Durante un espectáculo de Payasos Sin Fronteras las palabras sobran y es entonces cuando te das cuenta del significado universal que tiene el hecho de reírse a carcajada limpia. Compartir sonrisas con personas de la otra parte del planeta, con las que a priori no compartes nada, es una sensación por la que deberíamos pasar todos y todas”, dice el fotoperiodista que registró esta experiencia.

Risa universal

Si bien el de estos artistas es una oficio universal, no es trabajo fácil el de hacer reír. Payasos Sin Fronteras adapta sus contenidos y formas de actuar a las necesidades específicas de la población. No es lo mismo realizar espectáculos en Gaza que en Mozambique o en Kosovo. En Haití, por ejemplo, además de las actuaciones en campos de desplazados, trabajaron en hospitales, centros de rehabilitación y clínicas móviles en colaboración con los médicos.

Trabajar en “zonas de conflicto”, entendiendo a estas como cualquier lugar donde la injusticia genera algún tipo de violencia, generando espacios para “la risa y el ocio” en campos de refugiados y desplazados de todo el mundo es la única misión de los Payasos Sin Fronteras.

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