Reactivar el Crédito Popular

21-10-2003

La Comisión de Economía Nacional e Inversiones del Senado de la Nación ha dado el visto bueno a un proyecto de ley que reactiva las Cajas Populares de Crédito, un sistema bancario alternativo de ahorro e inversión destinado a los sectores populares. Después de una gran fuga de depósitos, un corralito, un cerrojo y un corralón, en medio de una crisis financiera asumida como inevitable y eterna y una economía que nunca se rinde pero siempre retrocede; hablar de crédito y confianza para los sectores populares suena, por estos días, como una quimera.

Sin embargo, todavía existe la posibilidad de construir un sistema bancario alternativo sustentado en los valores del cooperativismo, que se erija como una opción a la actual transnacionalización del rubro crediticio y esté destinado a los pequeños y medianos productores, a los profesionales, a los artesanos, a los trabajadores y a quienes tienen menos recursos. Ésta certera oportunidad existe a partir del despacho favorable que recibió en el Senado de la Nación el proyecto de ley para la reactivación de las Cajas Populares de Crédito (o Cajas de Crédito Cooperativas), impulsado por el diputado nacional del Partido Socialista Democrático, Héctor Polino y fundamentado en una propuesta originaria del ex diputado justicialista y actual intendente de Gualeguaychú (Entre Ríos) Emilio Martínez Garbino. Este proyecto propone recuperar un modelo crediticio que funciona mediante pequeñas entidades financieras, las cuales otorgan crédito a sus asociados fomentando el ahorro entre los mismos y no mediante la simple especulación. En palabras de Héctor Polino: “estas cajas de crédito que se van a crear en cada ciudad van a permitir movilizar enormes recursos que hoy están debajo del colchón o en cajas de seguridad por la pérdida de confianza en los bancos y en las instituciones financieras”.

Una alternativa con historia

El sistema de las Cajas Populares de Crédito nació de la mano del movimiento cooperativo a mediados del siglo XIX para paliar las necesidades de los obreros y campesinos que, por entonces ( y casi tanto como hoy), se encontraban marginados del tradicional sistema bancario por no cumplir los requisitos de garantía necesarios para acceder a un crédito. En Argentina, estas pequeñas asociaciones comenzaron a funcionar a principios del siglo XX con la llegada de las masas inmigrantes europeas y, hacia las décadas del '60 y '70, lograron recibir el 13% del total de los depósitos del sistema financiero. Por entonces, muchas personas eligieron ser socios de estas entidades locales que les permitían establecer, al amparo del Banco Central, sus propios criterios de liquidez y solvencia para otorgar los préstamos. Pero, todo este sistema económico y cultural sustentado en la cooperación mutua terminó cuando el Proceso de Reorganización Nacional y el entonces Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz promulgaron la ley de Entidades Financieras 21.526 y obligaron a las cajas de crédito a convertirse en bancos.

Aún hoy en democracia, el estado argentino no ha podido marcar el camino para restituir el cooperativismo de crédito; sino que ha profundizado las políticas públicas de concentración del sistema bancario en pocas manos y la trasnacionalización del mismo. Por estos días, somos espectadores de cambios y mutaciones en el mercado cooperativo que llegan hasta los estratos sociales económicos más relevantes. Por ejemplo, si partimos del principio de la concentración bancaria, hemos visto decenas de bancos cooperativos que se han fusionado y posteriormente han sido absorbidos por bancos netamente comerciales, quedando en la actualidad tal vez uno o dos que cumplen a rajatabla los principios e ideales del cooperativismo, teniendo, incluso limitaciones impuestas que complican su desenvolvimiento. El Banco Credicoop Coop. Ltdo es un ejemplo, segundo banco de capital nacional que dada su estructura cooperativa no puede ser vendido al capital extranjero como todos los demás, mientras continúe como tal, lo que estimamos como más probable por tratarse del heredero directo del movimiento cooperativo de crédito nucleado en el Instituto Movilizador

Hoy, la posible recreación de las Cajas de Crédito - y la consecuente reforma de la carta orgánica del Banco Central - significa un cambio importante porque promueve una nueva concepción de la actividad financiera, donde la banca pública y la cooperativa son fundamentales para construir un modelo de desarrollo productivo y popular. Si bien, desde ya, las condiciones del mercado interno con sus bajos salarios y recesión permanente, no permitirían a éste funcionar como en el pasado, volver a promoverlo resulta una medida indispensable si se quiere salir de las condiciones lamentables en que nos hallamos. Resulta imprescindible la caja de crédito local, manejada por los vecinos en cada pueblo del país, que haga accesible el crédito al pequeño industrial, comerciante, agricultor o asalariado. En palabras del diputado Héctor Polino, promotor de este proyecto en la cámara de diputados: “Impulsando la creación de las Cajas de Crédito Cooperativas haremos realidad el progreso y el desarrollo independiente de nuestro país, al poner los dineros de los argentinos al servicio de la producción y del trabajo.”

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