Roxana González | Periodista
Colocó un jarro de excremento junto a él, miró al público y comenzó hablando de lo inevitable: “Podrían buscar adivinar qué hay en ese frasco y acertarían: heces humanas”. Así, Bill Gates dio el discurso de apertura de la exposición “El inodoro reinventado” que se llevó adelante en Beijing, China, la primera semana de noviembre. Durante este evento se dieron a conocer inodoros de última generación así como otras tecnologías para el tratamiento de desechos humanos. “Esta pequeña cantidad de heces puede tener hasta 200 billones de células de rotavirus, 20.000 millones de bacterias Shigella y 100.000 huevos de gusanos parásitos”, dijo el fundador de Microsoft, señalando el jarro junto a él. Y explicó que estos patógenos son los causantes de enfermedades que cada año matan a cerca de 500.000 niños menores de cinco años. Hace 10 años que Gates está trabajando para encontrar una solución a este problema que genera pérdidas anuales de 223.000 millones de dólares. Durante su discurso recordó que al viajar por el mundo pudo ver que en ciertas regiones, en especial en el sudeste asiático y en África, muchas personas viven en situaciones insalubres.
Cómo surgió el interés por los inodoros
“Visitamos comunidades donde los niños jugaban en pisos llenos de desechos humanos, donde se vaciaban las letrinas del pozo a mano, donde el hedor de los baños comunitarios era tan fuerte que la gente no quería usarlos y donde las familias bebían agua contaminada con desechos humanos”, detalló.
“Era un nivel de pobreza que jamás habíamos visto antes, y eso nos motivó a intentar hacer algo al respecto. No se trató solamente de ver la degradación y el sufrimiento que la gente enfrenta a diario al hacer algo que es esencial y natural para todos los humanos; sino también de lo mucho que nos interesa a Melinda y a mí salvar y mejorar vidas. Y eso no se puede lograr a menos que se aseguren condiciones de salubridad”, destaca en una reflexión en su blog. Cerca de 4500 millones de personas en todo el mundo (más de la mitad de la población) carece de acceso a condiciones básicas de salubridad. Esto genera enfermedades, muertes prematuras y, por lo tanto, incrementa la inequidad entre los países más desarrollados y los otros.
De ahí que Bill Gates y su esposa Melinda sientan que es necesario crear una solución para este problema mundial. “La obsesión” por generar condiciones sanitarias óptimas los llevó a fomentar la creación de plantas de tratamiento e inodoros cada vez más efectivos y modernos.
Así es que la fundación Gates ya lleva invertidos, desde 2011, más de 200 millones de dólares en el desarrollo de tecnologías para mejorar las condiciones de sanidad en este sentido.
Los proyectos
El matrimonio Gates financió el desarrollo de una pequeña planta de tratamiento para procesar lodos fecales y biosólidos de letrinas de pozo, fosas sépticas y alcantarillas. Se llama Omni Processor, permite convertir esos desechos humanos en agua limpia, electricidad y fertilizantes. En 2015, para demostrar la efectividad de la planta, Bill Gates se grabó tomando un vaso de agua que surgió del tratamiento de desperdicios. Cada dío el Omni Processor es capaz de transformar 100 toneladas de desechos orgánicos y transformarlos en 80.000 litros de agua potable. La fundación también contribuyó a la creación de un novedoso inodoro que integra una pequeña planta de tratamiento en su interior. Este producto, al que bautizaron “el inodoro reinventado” (y que da nombre a la feria), permite destruir los gérmenes y transforma los desechos en agua y restos que pueden ser utilizados como fertilizantes o bien eliminados sin tener que ser sometidos a un tratamiento posterior. Este inodoro no solo resuelve un problema sanitario grave que permite ahorrar costos de salud, sino que además constituye una oportunidad de negocios. Así lo remarcó Gates durante el encuentro. “Estimamos que para 2030, esto va a constituir una oportunidad comercial de 6.000 millones de dólares anuales. Si se le suma el Omni Processor y otros productos y servicios relacionados, el mercado potencial para soluciones sanitarias descentralizadas es mucho mayor”, aseguró. Gates se comprometió a seguir invirtiendo en investigación y desarrollo para ayudar a reducir los costos de los nuevos productos para las poblaciones más carenciadas y para apoyar el desarrollo de este nuevo mercado en regiones donde más se necesita implementar soluciones sanitarias.
La fundación dijo que el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Africano de Desarrollo destinarán 2.500 millones de dólares para financiar proyectos sanitarios en las regiones que más lo necesitan. “Hoy, estamos en la cúspide de una revolución sanitaria. Ya no se trata de si podemos hacerlo. Es cuestión de ver qué tan rápido escalará esta nueva categoría de soluciones", remarcó. La revolución del inodoro puede llevar tiempo. Según dijo Gates en una entrevista, se estima que estos nuevos inodoros reinventados tardarán una década en llegar a decenas de millones de personas que viven en las zonas más pobres.
En un comienzo se utilizarían en instituciones públicas, escuelas y edificios de gobierno, para luego llegar a los hogares. Será un desembarco gradual que requerirá tiempo e inversión.
No fue casual que el evento sobre inodoros se haya hecho en China, un país en el que más de un cuarto de los habitantes todavía carecen de instalaciones sanitarias en sus hogares y donde apenas en el 60 por ciento de las viviendas rurales hay inodoros conectados a un sistema de tratamiento de desechos.
China es la segunda potencia económica a nivel mundial. Tuvo un crecimiento meteórico en los últimos años y se hicieron muchos avances, pero todavía resta encarar algunos desafíos para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
El presidente, Xi Jinping, dijo en 2015 que la cuestión sanitaria era prioridad para que el país siga avanzando.