Pequeña revolución

29-12-2008

La planta de tres pisos ocupa un cuarto de manzana, a pocas cuadras de la estación Villa Urquiza del ferrocarril Mitre. Allí hace un año y medio cuarenta trabajadores decidieron hacer frente al “Vayan buscando otro laburito” que los hermanos Silverman, dueños de la fábrica, deslizaron poco antes de desaparecer de la escena. CHEEKY, MIMO Y LA TOMA El presidente de la Cooperativa, Gastón Peña, cuenta que fue un proceso lento pero inexorable de endeudamiento y cuentas poco claras, hasta que en mayo del 2007 todo estalló: no estaba el dinero de los sueldos. Reunidos en asamblea, los trabajadores decidieron ocupar la planta. “La toma duró 16 días, pero la medida fue pensada como forma de presionar a los patrones para que pagaran, al menos, las indemnizaciones”. Sin embargo, los Silverman se hicieron humo. Mac Body quedó, entonces, en manos de quienes realmente habían sostenido la marca, que junto a Mimo y Cheeky; llevaban diez años confeccionado. Peña sostiene que recién a partir de ese momento se empezaron a conocer, a pesar de haber estado juntos un montón de años. Admite que fue difícil porque el dueño había aplicado todas las estrategias para generar divisiones y enfrentamientos entre los trabajadores, pero que lograron saltar esas piedras del camino. Y otras también. CÓMO SE ACHICA UNA EMPRESA En 2000 Mac Body fue record de ventas en el mercado de indumentaria infantil. Para sostener ese nivel de demanda eran casi trescientos empleados repartidos entre la planta y las 20 sucursales que tenía la empresa en ese tiempo. Toda esa gente fue despedida o expulsada, porque decidieron irse al ver que las condiciones laborales empeoraban. Terminamos siendo cuarenta comodines ocupando todos los puestos. Llegamos al 2007 sin cobrar aguinaldo ni vacaciones. Mientras tanto, la producción no mermaba, sólo la calidad de las telas con las que trabajábamos”. LA PROPIA REVOLUCIÓN Los locales cerrados se iban sumando y los muebles de las ex sucursales llenaban el garaje de la empresa. Suficiente información como para que los trabajadores de la planta recurrieran al asesoramiento gremial de la Unión de Cortadores. Para el 11 de mayo de 2007 era oficial la frase patronal: “Vayan buscando otro laburito”. El presidente de la cooperativa dice: “Cuando el dueño nos anuncia que iba a cerrar la fábrica, le respondimos 'él que se va a tener que ir sos vos, nosotros estuvimos aguantando todas las crisis`. Nos subestimó.” Entonces, el sindicato les aconsejó no moverse del lugar de trabajo previendo que al día siguiente no pudieran ingresar a la planta. Gastón considera que ese fue el momento clave: “Ahí decidimos hacer nuestra propia revolución y quedarnos”. Marcelo Astudillo, vocal de la cooperativa, acota: “Hasta la gente que tenía más afinidad con el dueño también sintió que se iba a quedar afuera y se alió con nosotros, los que tenemos la pala, la fuerza de trabajo”. ¿CÓMO PENSAR DISTINTO? Los trabajadores coinciden en señalar que la medida fue implementada para obligar al dueño a, por lo menos, pagar las indemnizaciones. Los hermanos Silverman aparecieron una sola vez durante los 16 días que duró la toma con la pretensión de ingresar a su propiedad. Marcelo relata: “les dijimos que la única opción que tenían era ir al Ministerio de Trabajo a hacer una oferta, porque de la planta solo saldríamos con nuestra indemnización”. Nunca más aparecieron. Gastón advierte que en ese momento “fue difícil empezar a conocernos los de arriba, los del medio y los de abajo. Conocernos de golpe, después de tantos años juntos, revertir las divisiones y enfrentamientos que los dueños habían construido con tanta obstinación. Había gente que se creía que era amiga del patrón, me decían 'Yo lo conozco, me invitó a su casa a comer asados'. Él generaba enemistad entre los diferentes sectores. Pero junto con las astillas quedan las raíces: todos los que laburan acá saben hacer el trabajo desde cero”. Para Marcelo esos días de la toma fueron un descontrol “la gente no sabía dónde iba ir, qué iba a pasar. Algunos eran más fuertes, otros más débiles y, a la vez, había que apuntalar a los que se iban para atrás. Es natural, porque para sostener esto tenés que hacer cambios internos, y no volvés a ser el mismo que eras antes. Imagináte a una persona que hace diez años que está manejando una misma máquina ¿cómo hace para pensar distinto?.” “Es que uno está acostumbrado a que le digan: 'Hacé esto, o aquello' -apunta Gastón- y cuando el tipo que daba las indicaciones no está más, uno se siente prisionero de su propia libertad”. El cambio, sin embargo, fue posible: a los 16 días de permanecer día y noche en la fábrica los trabajadores decidieron hacerse cargo y remontar Mac Body. LA TRAMPA OFF SHORE Cuando la justicia intervino en el caso se supo que los hermanos Silverman habían cometido una serie de irregularidades -crear tres sociedades off shore en Uruguay para desviar fondos, no pagar los aportes previsionales, etc.- por las que se declaró el concurso de la empresa. EL ARTE DE EXPROPIAR Recién entonces decidieron comenzar los trámites para conformar una cooperativa y no perder la producción. Marcelo señala: “A partir del sexto mes cuando se vence la co-administración, la fábrica pasaba a ser administrada por el juzgado y nos querían cobrar una especie de alquiler. Nos juntamos en el estudio de nuestro abogado y dijimos: 'Muchachos, ahora le vamos a tener que tomar la fábrica al juzgado'. El juzgado se asustó y fue para atrás con esas intenciones. En ese momento, sentamos un precedente: nos dieron la matricula sin tener la quiebra”. El 29 de noviembre la Legislatura de Buenos Aires anunció la expropiación de la empresa a favor de los trabajadores. Tres meses después se declaró la quiebra fraudulenta de la empresa de los hermanos Silverman y ahí, si, con todas las de la ley, comenzó a funcionar la Cooperativa Trabajadores de Mac Body.

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