Desde cadete hasta llegar a la Tesorería su carrera transcurrió conjugando vocación y trabajo diario. “Entré el 1 de agosto del 94 a los 21 años, empecé como cadete. Rendí un examen de admisión y quedé entre 30 concursantes.” Dice María Laura, que da fechas y cantidades exactas en sus frases, seguramente acostumbrada por el trabajo en la tesorería.
“Estuve nueve años haciendo cadetería, efectuando los trámites que hubiera que hacer. Después empecé en atención al público y me fui centrando más en el servicio del gas natural y su reglamentación específica. Llegó un momento en que me dediqué solo al servicio de gas y dejé la atención al público”, explica María Laura, dando detalles de sus diferentes instancias de trabajo y sus estrategias para no perder la motivación. “En un momento la cooperativa comenzó a dar préstamos, estuve a cargo de eso, ahora ya no tiene más ese servicio por cuestiones legales que no lo permiten. Una pena porque se movía mucho y beneficiaba a mucha gente que no tenía acceso al crédito en otros lugares”. El crédito cooperativo es una cuenta pendiente para el sector y para muchos gobiernos nacionales que no han logrado encausar una ley y una reglamentación acorde a la realidad de los pequeños pueblos. María Laura lo sabe por experiencia propia.
Evaluando su presente entre sonrisas y recuerdos recuerda: “Estudié para maestra jardinera porque no me gustaban los números y terminé trabajando en la tesorería”. Sin embargo María Laura logró tener su experiencia docente: “Siempre digo que soy una maestra jardinera guardada en un cajón, porque la vocación va conmigo y por algún lado sale. Tiempo atrás comencé a buscar la manera de enseñar a través del cooperativismo escolar y el grupo de jóvenes. Me dedique a realizar el trabajo de difusión de la economía solidaria en las escuelas.” Explica con satisfacción. “Por ser parte de la generación más grande me había propuesto hacerle conocer a los chicos todo lo que hay detrás de un servicio. Porque ponen la mano en la teclita y se enciende la luz. Pero detrás de eso hay un montón de gente trabajando y una historia de crecimiento en el pueblo. Con personas que se decidieron a tener luz porque no había, o a tener agua o cable. Quise hacerles conocer el origen, la función y que lo valoren.” Así fue que María Laura puso manos a la obra y realizó un trabajo de divulgación en las escuelas que fue tomando forma y al día de hoy, con otros actores, continúa. “Salió mi perfil de docente. Eso fue hasta que hace dos años me propusieron trabajar en la tesorería que lleva dedicación exclusiva. Trabajar con las escuelas me encantó, fue una vuelta de rosca a lo cotidiano. Tenemos escuelas en el pueblo con buena disposición y buena relación institucional. “
La escuela secundaria, en la cual tuvo a compañeros y jefes como docentes, fue clave en su carrera: “Tengo un muy lindo recuerdo de un gran jefe que tuvimos que también fue profesor del secundario, Alfonso Cornatosky. Era profesor de contabilidad en el secundario. Yo le decía ¿Para qué me sirve esto? Entonces el día que entré a la cooperativa me dijo: -Todo eso que aprendiste te sirve ahora-. Así que estoy eternamente agradecida a Alfonso porque también fue un maestro como compañero de trabajo.”
María Laura vive una situación particular, sin embargo ha sabido sobrellevarla con naturalidad: “Trabajo con mi marido. A esta altura es un compañero más. Incluso mi mejor compañero. Ya no lo hacemos pero muchos años estuvimos trabajando a la par, escritorio con escritorio. Mi familia creció hablando de cooperativismo. Para mí la cooperativa fue una elección de vida, porque terminé la carrera de maestra estando aquí y elegí quedarme. María Laura ingresó hace 22 años a la cooperativa de Laguna Larga mientras estudiaba para docente del grado inicial. Desde cadete hasta llegar a la Tesorería su carrera transcurrió conjugando vocación y trabajo diario. “Entré el 1 de agosto del 94 a los 21 años, empecé como cadete. Rendí un examen de admisión y quedé entre 30 concursantes.” Dice María Laura, que da fechas y cantidades exactas en sus frases, seguramente acostumbrada por el trabajo en la tesorería.
“Estuve nueve años haciendo cadetería, efectuando los trámites que hubiera que hacer. Después empecé en atención al público y me fui centrando más en el servicio del gas natural y su reglamentación específica. Llegó un momento en que me dediqué solo al servicio de gas y dejé la atención al público”, explica María Laura, dando detalles de sus diferentes instancias de trabajo y sus estrategias para no perder la motivación. “En un momento la cooperativa comenzó a dar préstamos, estuve a cargo de eso, ahora ya no tiene más ese servicio por cuestiones legales que no lo permiten. Una pena porque se movía mucho y beneficiaba a mucha gente que no tenía acceso al crédito en otros lugares”. El crédito cooperativo es una cuenta pendiente para el sector y para muchos gobiernos nacionales que no han logrado encausar una ley y una reglamentación acorde a la realidad de los pequeños pueblos. María Laura lo sabe por experiencia propia.
Evaluando su presente entre sonrisas y recuerdos recuerda: “Estudié para maestra jardinera porque no me gustaban los números y terminé trabajando en la tesorería”. Sin embargo María Laura logró tener su experiencia docente: “Siempre digo que soy una maestra jardinera guardada en un cajón, porque la vocación va conmigo y por algún lado sale. Tiempo atrás comencé a buscar la manera de enseñar a través del cooperativismo escolar y el grupo de jóvenes. Me dedique a realizar el trabajo de difusión de la economía solidaria en las escuelas.” Explica con satisfacción. “Por ser parte de la generación más grande me había propuesto hacerle conocer a los chicos todo lo que hay detrás de un servicio. Porque ponen la mano en la teclita y se enciende la luz. Pero detrás de eso hay un montón de gente trabajando y una historia de crecimiento en el pueblo. Con personas que se decidieron a tener luz porque no había, o a tener agua o cable. Quise hacerles conocer el origen, la función y que lo valoren.” Así fue que María Laura puso manos a la obra y realizó un trabajo de divulgación en las escuelas que fue tomando forma y al día de hoy, con otros actores, continúa. “Salió mi perfil de docente. Eso fue hasta que hace dos años me propusieron trabajar en la tesorería que lleva dedicación exclusiva. Trabajar con las escuelas me encantó, fue una vuelta de rosca a lo cotidiano. Tenemos escuelas en el pueblo con buena disposición y buena relación institucional. “
La escuela secundaria, en la cual tuvo a compañeros y jefes como docentes, fue clave en su carrera: “Tengo un muy lindo recuerdo de un gran jefe que tuvimos que también fue profesor del secundario, Alfonso Cornatosky. Era profesor de contabilidad en el secundario. Yo le decía ¿Para qué me sirve esto? Entonces el día que entré a la cooperativa me dijo: -Todo eso que aprendiste te sirve ahora-. Así que estoy eternamente agradecida a Alfonso porque también fue un maestro como compañero de trabajo.”
María Laura vive una situación particular, sin embargo ha sabido sobrellevarla con naturalidad: “Trabajo con mi marido. A esta altura es un compañero más. Incluso mi mejor compañero. Ya no lo hacemos pero muchos años estuvimos trabajando a la par, escritorio con escritorio. Mi familia creció hablando de cooperativismo. Para mí la cooperativa fue una elección de vida, porque terminé la carrera de maestra estando aquí y elegí quedarme. El cable a tierra
“Algunos corren, otros hacen actividades más intensas, mi cable a tierra es pintar” dice María Laura. “Me gusta también tejer a mano y ahora comencé a tejer crochet.” Gabriel Valinotti es su pareja, y es amante de la música, y toca el clarinete. “Tenemos instrumentos musicales por toda la casa, mis hijos heredaron eso de su papá por suerte. Con la pintura yo también tengo mi cable a tierra en el arte”.
El cable a tierra
“Algunos corren, otros hacen actividades más intensas, mi cable a tierra es pintar” dice María Laura. “Me gusta también tejer a mano y ahora comencé a tejer crochet.” Gabriel Valinotti es su pareja, y es amante de la música, y toca el clarinete. “Tenemos instrumentos musicales por toda la casa, mis hijos heredaron eso de su papá por suerte. Con la pintura yo también tengo mi cable a tierra en el arte”.
R.C-