'Me considero una música de la calle”

04-01-2017

Nació en Lisboa el 27 de junio de 1956, lleva la mixtura en su arte y su sangre ya que es hija de un portugués y una mozambiqueña. Dice guardar de su infancia imágenes dispersas y coloridas de un África que, sin embargo, no le resulta distante. “Estando de vacaciones allí gozaba del calor, temía un poco en las playas con redes debido a los tiburones y crecía libremente.” La entrada en la adolescencia reveló su espíritu rebelde e inquieto. A la chica gordita, de anteojos y pelo rizado no le gustaba ser llamada "anteojuda" y "ruluda” por sus rubios y flacos compañeros Ingleses de un prestigioso colegio de Lisboa, es así que aprendió a defenderse como pudo, con una trompada por aquí y una patada por allí.

A los 13, el patito feo había cambiado. Con menos peso, se convirtió en una mujer, encontró a los amigos y comenzó con la costumbre de no poner un pié en el aula. Como resultado de esta actividad, se convirtió en alumna internada en el colegio Bafureira, lo que de ninguna manera constituyó un obstáculo a la fuga. Incontrolable, fue expulsada de 5 colegios para la desesperación enorme de su mamá.

María y los deportes

La jovencita debía encontrar su camino así es que se vinculó de alguna manera con el deporte. En primer lugar la natación, después, yoga, judo y karate, hasta llegar a ser encantada por el Aikido, que increíblemente sería fundamental en su vida artística y el canto. El Aikido no solo inculcó sus reglas y la disciplina permitiéndole estar orgullosa de su cinturón negro, sino también le dio herramientas para su vida. Todavía es hoy una de sus pasiones. “El Aikido y cantar son una sola cosa, te da la postura, la respiración, ayudó muchísimo a mi técnica”. En esa época, en los primeros años de juventud lo practicaba intensamente todos los días de la semana y para entonces también comenzó a dar clases de natación a los niños autistas. La niña traviesa se había transformado pero faltaba aún un cambio fundamental: descubrir la música. El canto se cruzó en su camino sin previo aviso. “Nunca había soñado con ser cantante y ni siquiera había escuchado mucha música. Oí lo que era en la radio y me gustó la cantante Joni Mitchell.” Por extraño que parezca, fue en un curso de socorrista cuando por primera vez descubrió sus habilidades. Cándida, una compañera y cantante lanzó una nota al aire. "¡Yo grito más de Cándida!" Dijo María y fluyó un trino gracias a su talento natural. Esto, sumado a que la pileta cerró por reparaciones llevó a que se anotara en una escuela de música para matar el tiempo. Comenzaron allí sus primeros pasos musicales que jamás se detendrían. “Esto es lo que quiero hacer pensé cuando vi un show en vivo” dice María. En 1982, cuando se abrió la inscripción en la Escuela de Jazz de su ciudad, un amigo le retó a una audición. Para la prueba optó por la música brasileña, al llegar a la audición le dieron una partitura, no sabía leer, por lo que lanzó una improvisación. Fue admitida inmediatamente, sin haber llegado a saber si entró por la improvisación espectacular o porque había una escasez de cantantes. En esa escuela aprendió a escuchar y copiar hasta llegar a un estilo propio.

María es polifacética, fue entrenadora de la versión portuguesa de “Operación Triunfo”, cantó jazz y ganó premios en el Festival de San Sebastián y uno de la revista “Gente nova” como la cantante del año. Cantó con big bands, grupos y dúos, el más prolífico con el pianista portugués Mario Laginha. Hizo Free Jazz, y pasó por la música folklórica de Portugal y Mozambique. Condujo espectáculos con danzas y otros que mezclaban las artes marciales y el baile con el canto. Actuó con Gilberto Gil, y también hizo música electrónica experimental con el conjunto “Ogre”. Un sinfín de proyectos que no la detienen sino por el contrario, la impulsan.

Mar Afuera

Hoy, una vez más está de gira con un proyecto que la desafía a crear. En este caso trabaja a dúo con el pianista Brasileño “Guinga”. Con el brasileño, son los opuestos que se atraen. A María le gusta improvisar, para Guinga la canción y la estructura son la forma de comunicarse. “Le pongo destellos de sol al espíritu lunar de él, de esos espíritus diferentes nace la chispa”

Llevan tres años de unión artística, y presentaron el trabajo “Mar Afora” cuyo nombre hace alusión a la tradición portuaria de sus países de origen. El disco está hecho con canciones de él que eligió ella. Guinga, se definió como “un compositor popular brasileño” antes que guitarrista, es un autor muy reconocido, cuyas canciones de cierta introspección, a pesar de sus armonías complejas mantienen una melodía y ritmos accesibles.

“María es mi arquera” dice Guinga que no puede evitar analogías futboleras. “Ella defiende mi música, y la lleva a todas partes”. Sobre su trabajo María responde: “No sé qué hago, pero es el resultado de lo que soy, la relación con mi gente, los colores, el sol, tal vez sea world music, no me disgusta, pero no pongo rótulos y mi relación con el jazz se dio porque allí encontré la libertad, pero el formato canción es muy importante para tener un anclaje”.

Tanto Guinga como María, reconocen sus raíces negras, el guitarrista expresó que “como dicen siempre, contar el barrio y tu lugar es contar el universo, uno ejecuta siempre la misma música, las raíces, allí es en donde estamos”, María refuerza la idea “yo canto mi vida, y con ello cuento cosas universales, como dice Guinga, esta mezcla es lo que soy”.

Su enorme registro vocal y su versatilidad natural son un don único que le permite mixturar formas vocales de jazz con músicas africanas, brasileñas y del mundo en general. “Al principio todo fue repetir, esa fue mi escuela hasta que encontré en la mezcla mi propia voz” dice João.

Pasión a todo momento y amor por la gente, eso destila el dúo en la charla, hasta que viran al fútbol y allí se pierden los acuerdos. María dice “Cristiano es el mejor del mundo”, para Guinga el número uno es Messi, “es zurdo como e introspectivo como yo, es el mejor”. Esos mismos contrastes y personalidades chocan en sus canciones para generar la chispa que enciende al público. Mozambique y Portugal, África y Brasil, Mar Afuera hacia el mundo, navegan en dúo mientras se alejan por el lobby de un hotel cualquiera discutiendo de Fútbol.

R.C.

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