Manual para el dibujante profesional

28-04-2003

- ¿Como empezó tu vocación por el dibujo?

- No tengo la menor idea. Yo dibujo desde que soy muy chiquito, desde antes de tener recuerdos. Mi madre guardaba los dibujos y cuando fui más grande me los mostró y yo ni me acordaba de que los había hecho. La vocación de dibujar nació conmigo. Ahora, a trabajar en un empleo como dibujante es otra cosa. Hay mucha gente que dibuja mucho y que nunca tiene un empleo, yo soy uno de los pocos afortunados que puede vivir de su vocación.

 

- ¿Cómo fue el paso del dibujo por gusto al dibujo profesional?

- Yo conocí a Crist, él tiene unos años menos que yo pero es más veterano en el quehacer profesional rentado. El en esa época trabajaba en Hortensia, cuando era el boom de esa revista que acababa de salir. Entonces empecé a dibujar ahí, el comienzo fue un poco un fiasco, porque me olvidé de firmar y de ponerle una dirección a los dibujos que mandé, entonces no los publicaban porque no sabían de quién eran, yo pensé que me habían rechazado sin decirme nada. Un tiempo después lo conocí a Cognini y miró mis dibujos, cuando los reconoció me preguntó por qué no los había firmado y yo le dije: “ y bueno, me olvidé”. Así empecé, no es muy glorioso el comienzo, pero así fue.

 

- Después de dejar Hortensia incursionaste junto a Ortiz en una publicación que se llamó “Sexomente”

-Sí, fue un experimento que hicimos, pensamos cuál era el tema que podía andar, y en ese momento era una revista de sexo. No queríamos hacer nada pornográfico, queríamos hacer una cosa con humor, jugando con el humor cordobés y cosas así. Pero era muy complicado, el tema de la distribución, los distribuidores, el papel, la imprenta. Por lo menos salimos hechos, no hicimos como esas publicaciones que dejan el tendal de deudas y gente clavada. No ganamos nada pero la hicimos hasta dejar cero deuda; cero caja, y cerramos. Salieron creo que 7 u 8 números. Yo odié ser editor, a mí me gusta sentarme a dibujar y ser colaborador, y que otro se ocupe de todos los demás problemas por que yo no tengo el talento para hacerlo.

 

- ¿Y cómo llegás a participar en Revistas de la Editorial Urraca y en Fierro?

Con Hortensia nos habíamos dado cuenta que el dibujo podía ser una buena salida laboral y que podíamos vivir de eso. Entonces con Ortiz empezamos a viajar a Buenos Aires, con unas carpetas llenas de dibujos, a buscar para enganchar algo. Nos fue bastante bien, sobre todo a Ortiz que ya estaba más vinculado a diarios porque tenía más vocación periodística que yo. Yo soy más dibujante. Entonces le mostré unos esbozos de historietas serias a Cascioli -que estaba por sacar Fierro-, y colaboré desde el primer numero con Cascioli en Fierro, una revista que era muy buena, de excelente calidad, compitiendo con las de Europa. Casioli nunca hizo nada feo, todo lo que hacía era lindo, era estéticamente presentable. Y de ahí, con las conexiones con Europa que el tenía, las vendió en España, en Italia y después en EEUU. Me gustaba mucho trabajar con historietas, cobraba bien, hacía el guión y todo, lo disfruté mucho. Ahora no tendría tiempo de hacerlo porque estoy todo el día en La Voz del Interior, calculá que Quino dice que Mafalda le llevá 7 horas diarias, a mí me lleva sólo cuatro horas dibujar y pintar, imaginate el tiempo que me queda para pensar, a mí, que no tengo el cerebro de Quino.

 

- ¿Cómo es la cotidianeidad del dibujante que publica en un diario?

- Yo voy al trabajo a la mañana desde muy temprano y leo todos los diarios que puedo, la Voz, Clarín, y Nación, y si puedo Página 12 y otros diario más. De ahí me hago una imagen de lo que está en boca de todo el mundo y voy viendo qué puedo hacer, al estar en contacto con todos los periodistas, oigo lo que van a hacer y pienso lo que puede reflejar el diario de mañana, y más o menos, saco algo. No puedo ser muy profeta, porque esto como lleva tiempo y sale mañana, puede pasar cualquier cosa: yo no me puedo subir a la rama más finita y quedarme en la punta porque alguien puede venir, serruchar y ¡pum! Muchas veces he quedado atrasado, pero bueno, hay cierto margen de tolerancia.

 

- ¿Te gusta más trabajar en la oficina o en tu casa?

- Es mas cómodo trabajar en casa, puedo estar muy mal vestido, puedo comer manzana y escupir las semillas en el sesto de papeles (mi cuarto es un caos espantoso), pero me doy cuenta que es mejor para mi trabajo que yo lo haga en la oficina porque tengo referencias de todo tipo, y además tengo el archivo.

 

- ¿Y cuando la idea no aparece?

- Aparece, siempre aparece, a veces no es todo lo buena que podría ser, pero eso ya se sabe: nadie, ni Quino, ni Mordillo, ni nadie, trabaja al 100 % de su capacidad; por que es imposible, a veces te salen cosas muy buenas y otras veces...

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