MANO A MANO CON DON RENÉ

17-11-2015

Son las 4 en punto y las puertas de Casa Centioni se abren. Don René nos invita a pasar. Enseguida entra el primer cliente, que comienza a observar la mercadería prolijamente ordenada. Hay lápices, cuadernos, regalos, juguetes y hasta ropa. El recuerda con precisión dónde está cada objeto.

Don René nos invita a pasar a su casa detrás del negocio y mientras nos sentamos comienza a contar su historia que empezó acá en Alto Alegre, al centro este de la provincia de Córdoba. “Nací hace 81 años en el campo, muy cerquita del pueblo. Ese lugar es muy importante, porque el Dr José García González, fundador del pueblo y propietario de la estancia San José de Alto Alegre, loteó parte de esas tierras y mis padres, como otros colonos, pudieron comprar el campo que alquilaban”.

Don René habla tranquilo, mientras recuerda su vida en el campo “Era muy linda esa época. Era un tiempo en que esta zona era triguera. Éramos 5 hermanos y trabajamos desde muy chicos. Antes no se sembraba como ahora, lo hacíamos a caballo, con arados de 2 rejas y había que esforzarse mucho. Un día mi papá me sentó en el arado, dio una vuelta para mostrarme cómo funcionaba y después me dejó solo para que aprendiera. Trabajábamos junto a mi hermano y mi tío”.

Sus abuelos fueron unas de las primeras familias en instalarse en la localidad. “Cuando era chico, el pueblo era más pequeño pero había más gente por las calles, porque eran muchas las personas que vivían en la colonia. Estaba la cooperativa agrícola, la casa de ramos generales de Burgüi (en la esquina donde hoy está la Municipalidad) y en la otra esquina estaba la casa de ramos generales de Bosetti. Vendían de todo y cuando venía gente del campo, por ejemplo los lunes, desde la esquina donde hoy está la cooperativa se iban ubicando los sulkys alrededor de la manzana. Había muy poquitos autos. Hoy son pocas las personas viviendo en el campo y pocos pasan por el pueblo. Muchos van directo a Villa María a comprar. Te digo más, en una época había más negocios, hasta hubo joyería. Teníamos banda musical, era distinto”.

Cuando vivía en el campo, otra de las tareas era la de trasladar la cosecha a la estación de tren. “Traíamos el trigo y venía la gente de Silvio Pellico, un pueblo cercano, porque acá funcionaba la estación. Era todo un evento cuando llegaba el tren de pasajeros, todos nos acercábamos. Lástima que no se pudo recuperar el edificio de la estación, hoy está un poco abandonado”.

No existía colegio primario y “veníamos al pueblo de a caballo o a pie, porque estábamos cerquita. Primero fui a maestra particular, después a la escuela, cuando se fundó la primaria. Este era el frente de la escuela, después la remodelaron toda”, dice mientras muestra una foto.

De a poco recuerda cómo Alto Alegre fue cambiando y se fueron creando instituciones locales como la Municipalidad, el club y el dispensario. Don René fue uno de los impulsores de la escuela secundaria, que abrió sus puertas allá por 1974. “El intendente fue a hablar a Córdoba y le dijeron que si reunía 20 alumnos se podía abrir la escuela. Así que con algunos padres nos pusimos a buscar chicos, porque sólo había 4 candidatos. Con mucho esfuerzo y orgullo, logramos que se abriera con 32 alumnos. Los primeros años funcionó al lado de donde hoy está la cooperativa, porque no tenía edificio. Era horario nocturno y nos turnábamos para llevar a las maestras de regreso a Villa María. Eran otras épocas, no teníamos teléfono, no había pavimento y cuando llovía los caminos eran terribles. Sólo nos dieron la habilitación, así que económicamente teníamos que afrontar todo nosotros. Organizábamos veladas, ofrecíamos servicio de cantina en eventos, todo con mucho esfuerzo. Hemos trabajado mucho. Hoy está muy lindo el colegio”.

Explica que en el 2013 se celebraron los 100 años del pueblo, donde viven alrededor de 900 personas. Hoy la zona es principalmente tambera. Don René siempre fue muy cercano a la Iglesia y presidió la comisión por 43 años. “Trabajamos mucho, estuve hasta este año. Hoy cambiaron los tiempos, antes mucha gente quería trabajar en las comisiones de las instituciones, se peleaban por participar, ahora es más difícil”.

Hay dos festejos que el pueblo espera. Las patronales, que se celebran el 7 de octubre en honor a la Virgen Del Rosario y el festival de doma de enero, una gran fiesta a la que llegan miles de personas para disfrutar un día de tradiciones gauchas y espectáculos.

Un matrimonio, mucha historia

René llama a Teresa, con quien se casó hace 59 años. ¡Qué aguante!, dice ella entre risas mientras nos saludamos. Para hablar del dispensario quien mejor que esta mujer, que con sus flamantes 80 recuerda que “El dispensario funcionaba en esta casa. Trabajé desde que se fundó como salita de primeros auxilios en 1955. La habitación que estaba ahí era el consultorio, indica, y acá era la sala de espera. El doctor Gleser era quien atendía en ese entonces. Estuvo alrededor de 25 años y después se fue. Pasaron muchos médicos que venían, formaban sus primeras armas y se iban”.

La cara de sorpresa vino cuando le pregunté

- ¿Cuántas enfermeras eran?

- ¡Solo yo! ¡Era personal único! - exclama entre risas- “Hacía todo. Limpieza, atención...todo. Estuve 40 años trabajando. Estudié enfermería en Villa María y me recibí en Bell Ville. En esa época no era común estudiar eso, y mis hermanas se disgustaron, querían otra cosa para mí. Yo sabía que esa era mi vocación, y me hizo muy feliz ese trabajo. Tuve momentos lindos y feos, pero hice lo que realmente me gustaba. Me encariñaba mucho con la gente grande, porque era muy agradecida, siempre me traían flores o algún presente para el día de la enfermera”, recuerda con nostalgia.

Mientras muestran fotos, van comentando algunas de las tantas anécdotas de Alto Alegre. Llega la hora de dejar el pueblo, aunque uno podría quedarse hablando horas y horas, porque entre los dos tienen infinitas historias para contar.

También fotógrafo

Don René fue más de 40 años el fotógrafo del pueblo. Todos los eventos, desde cumpleaños, hasta hechos policiales, pasaron por su cámara. “Era el mejor del pueblo, porque no había otro. Te cuento una anécdota, empecé un 25 de mayo, cuando mi hija tenía 2 años, le saqué una foto como las de antes, con el torso desnudo y se resfrió. Decí que en casa estaba la enfermera”, dice entre risas.

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