LA PRIMERA COOPERATIVA VITIVINÍCOLA DE MENDOZA

12-02-2015

En Rama Caída Sobre la ruta 143, se encuentra la primera bodega que se transformó en cooperativa, tal como lo pedía el gobierno en 1928.

Francisco Lodi adquirió tierras en Rama Caída, plantó viñedos y cuando estos comenzaron a producir, levantó una importante bodega, donde elaboró durante varios años. En un principio trabajó solo y posteriormente se asoció con Rodolfo Castro Toro, quien era enólogo e ingeniero agrónomo. Después de unos años terminó vendiendo a la Cooperativa La Rafaelense. Ésta fue fundada a fines del año 1928, obedeciendo a la propaganda que hacía el Gobierno a favor del cooperativismo y que ofrecía también facilidades para su instalación.

La consigna era fusionarse para ayudar a quienes no alcanzaban una escala para producir individualmente, la propaganda decía: “Una institución al servicio de los pequeños vitifruticultores”.

La Rafaelense fue creada por un grupo de pequeños viñateros y bodegueros, miembros de la Federación Agraria Argentina, entre los cuales se encontraban Santiago Mandrilli, Armando Mexandeau, Isidro Perdigués, Rodolfo Castro Toro, y desde sus comienzos trabajaron defendiendo sus intereses para no ser absorbidos por los grandes elaboradores y obtener, mediante la elaboración en común, beneficios que en otra forma no alcanzarían.

En un primer momento tuvieron muchas dificultades a causa de la falta de capacidad de la bodega para la totalidad de la producción de los asociados, pero, desde un principio, habían previsto ampliaciones indispensables que aseguraran buenos resultados para el futuro, lo que se logró con el transcurso del tiempo. Con el paso de los años “La Rafaelense” se fue consolidando en el mundo vitivinícola sanrafaelino, se agregaron varios socios más, de modo tal que al establecimiento bodeguero traían sus uvas productores de casi todo el departamento a pesar de los caminos, muchos de ellos intransitables, pero que sirvieron para medir el esfuerzo de esta gente que tanto hizo por el progreso de San Rafael.

El epílogo

En la actualidad sólo existe como figura legal y están trabajando para reactivarla. Hace ya muchos años que dejó de trabajar como cooperativa, aunque el edificio se mantiene en muy buen estado y su actual dueño, Domingo Rodríguez, quiere reactivarla. Aún se lee en la pared del frente de la propiedad el letrero “Cooperativa La Rafaelense”. Allí se conserva como un hito de la historia de la economía social cuyana, que pugna por resurgir a 85 años de su nacimiento.

Al servicio del productor

En un diario de Los Andes de 1932 salió el siguiente texto:

"Pese a las circunstancias de los años en que le ha tocado actuar, su actividad ha sido de gran provecho para los asociados y el porvenir que espera a esta entidad. La forma en que actúa es sencilla, pues sus asociados entregan a las bodegas que posee la cooperativa su uva, la que es elaborada en conjunto y una vez vendido el vino se hace a cada uno la liquidación de acuerdo a la graduación y cantidad de producto aportado.”

Los intentos fallidos en Mendoza

En noviembre de 1901 un grupo de grandes bodegueros liderados por uno de ellos, el senador nacional Tiburcio Benegas decidieron iniciar las gestiones para conformar una cooperativa vinícola. La dirección recayó en bodegueros de la talla de B. Arizu y D. Tomba, incluyendo un técnico como Galanti. Su capital social se integraría con el 5% de producción de vino de cada asociado por el cual se le entregarían acciones de la misma y los saldos serían dejados en caución. Calculaban que en 5 años tendrían capital necesario para realizar todo tipo de operaciones y para fundar un banco. El proyecto fue resistido porque en los estatutos se favorecía mucho a los grandes bodegueros. Desde el año 1900 todos los proyectos iniciales del cooperativismo vitivinícola, fracasaron porque nunca se pensó en entidades pequeñas. Las leyes, reglamentaciones y estatutos, exigían un importante volumen de producción de uva o vinos para poder constituir una entidad de este tipo, sin embargo la idea persistió en todo cuyo hasta llegar a la creación de entidades como la Rafaelense y en la actualidad FECOVITA.

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