La memoria del presente

18-06-2019

Texto y fotos | Bibiana Fulchieri

En una superficie de 10 mil metros cuadrados -corazón del barrio Nueva Córdoba- el Gobierno de la provincia inauguró en el año 2007, el Paseo del Buen Pastor, después de varios conciliábulos sobre el mejor destino de ese territorio apetecible; muy atrás había quedado el escándalo político- judicial sucedido en los '90 por su venta fraudulenta.

En este predio se construyeron diferentes módulos de cemento y se colocaron estratégicos cristales -donde está reflejada la vecina Iglesia de los Capuchinos- con ensamblados de acrílicos coloridos, dispuestos en derredor de un viejo edificio de estilo ecléctico con marcados trazos neoclásicos. Tuvo su origen en 1897; diseñado por el arquitecto José Montblanch a pedido de las hermanas religiosas de la Caridad del Buen Pastor de Angers, quienes primero destinaron esos pabellones al asilo de huérfanas y después a una cárcel de mujeres.

Entre todas las capas de tiempo que alberga el edificio, nada queda de los muros que también fueron presidio de las 26 presas políticas -en una Córdoba intervenida- que protagonizaron la mítica fuga del 25 de Mayo de 1975.

Después de esa huida fueron asesinadas nueve de las prófugas. Son las que sonríen jóvenes desde fotos pegadas a unas columnas del parque entre palmeras, reclamando Memoria, Verdad y Justicia.

Los estudiantes en primer lugar, luego los turistas, más los jóvenes empleados de la zona ocupan a tiempo completo este Paseo del Buen Pastor por la oferta cultural, comercial, de un polo gastronómico y de espacios verdes, que tienen a mano, con acceso público y gratuito.

La capilla original quedó en medio del concepto contemporáneo de construcción; está desacralizada y contiene muestras de diferentes disciplinas, se pueden aún admirar sus frescos en los techos y la particularísima construcción -única en la ciudad- en forma de cruz griega.

Pasado, presente y memoria.

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