La Historia según O'Donnell

20-08-2004

- ¿Cuál es su planteo sobre la historia argentina en este libro?

- Yo trabajo sobre la otra versión posible de la historia argentina. La Historia -la que nos cuentan y nos han enseñado- es una versión con determinados intereses, es un aparato ideológico y como tal responde al interés de un modelo dominante político, social y económico; sobretodo porque es una inoculación muy precoz que se da en la escuela donde se empieza a hablar de ciertos próceres buenos y otros no tanto. En ese momento, se instala un modelo de ciudadano que es funcional al modelo hegemónico del poder. La historia que nos enseñan tiene un sentido liberal, porteñista, centrista, machista, elitista y extranjerizante.

Pero existe otra versión posible: una versión más nacional, menos machista, más ecuánime y más popular. Y el tema de este libro remite a la investigación sobre ciertos jefes populares que como tal no tienen la simpatía de la historia oficial porque han amenazado el poder. Algunos son conocidos como Güemes, Dorrego o Artigas y sin embargo han sido deformados; uno es una gauchito que defiende la frontera norte, otro es un prócer uruguayo y Dorrego es el fusilado de la historia. Cada uno tiene un rótulo que no nos deja entender esto de los fenómenos populares y sus representantes.

- ¿Estas investigaciones pueden tener alguna incidencia en la educación formal que reciben los argentinos?

- Yo creo que siempre los programas  van a la zaga de los alumnos y las clases de historia son ahora clases de debate. O sea, los alumnos ya no aceptan fácilmente que Rivadavia era un personaje extraordinario y que los caudillos  como Juan Bautista López eran feos y barbudos, ignorantes y brutales. Los chicos en las escuelas y en los colegios están aprendiendo a discutir. Esto es parte de la crisis en la que estamos sumergidos,  donde se pone en cuestión todo y también el sistema  de pensar y de entender.

- ¿Como definiría los conceptos de “historia argentina” y “ser nacional”?

Soy muy “chambón” para definir y eso está en contra de mi forma de ser. La definición clausura y yo siempre estoy tratando de abrir.

Pero, creo que gran parte de nuestra crisis se debe a una falta de lo patriótico y del orgullo nacional. Esto estaba ya en Sarmiento  y Alberdi, personas que creían mucho más en lo de afuera que en lo de adentro. Y eso continúa, la Argentina se considera hoy un país bárbaro -tomando la definición sarmientina- y que siente que la civilización es de los otros y existe la posibilidad de ser los otros. Eso es muy porteño porque es ahí donde se da la tragedia: una sociedad que se mira al espejo y no sabe qué es.

 Y el efecto de eso es letal y por eso la globalización ha sido tan exitosa con muchos socios interiores para la depredación de los intereses ajenos y esto tiene mucho que ver con la debilidad de  no sentirse parte de algo compartido como es la patria.

 Nota: Paula Barbarán

Transcripción y corrección Ma. Luz Saint Phat.

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