La caja de crédito de Necochea podría empezar a operar en 2012

05-01-2011

Como un viejo jugador que regresa al ruedo, las cajas de crédito cooperativa (CCC) están empezando a gestarse nuevamente. Tras la reglamentación de la ley 26173 en 2008, que fija la normativa para la constitución de estas entidades crediticias, ya son varias las experiencias que empiezan a conformarse en el país.

El proceso es largo y conlleva mucho esfuerzo por parte de los asociados, es por eso que se asientan en las juntas promotoras de dichas cajas cooperativas que van delineando el plan de negocios, de localización y los aportes de capital que exige el Banco Central.

Una de esas experiencias avanzadas es la de la Caja de Crédito Cooperativa del Sudeste “Héctor Néstor Echegoyen” Limitada de Necochea, Lobería y Quequén que acaba de presentar parte de las exigencias que demanda la reglamentación. “Para poder ponerla en marcha se requiere entre los requisitos un capital mínimo exigido” de 2 millones de pesos. “El 21 de diciembre pasado presentamos los compromisos de aporte de capital, también hemos presentado el plan de negocios.”, describe el presidente de la Junta promotora de la caja.

La caja cooperativa ya tiene edificio donde funcionar y creen que en 2012 podrán comenzar a operar. “En 2011 creemos que se va a dar el proceso de autorización”, cuenta Echegoyen en la entrevista que mantuvo con Sitiocooperativo.

 

¿Cómo ha sido la respuesta de la gente al momento de presentar el proyecto y buscar aportes de capital?

En el caso de nuestra ciudad el recuerdo de la vieja caja de crédito cooperativa estaba muy presente, nos hemos encontrado con ese grato recuerdo. Muchos comerciantes hoy prósperos iniciaron su actividad con un crédito de esa caja, mucha gente pudo ampliar su vivienda con un crédito de la cooperativa. Lo cierto es que en nuestro caso aquella historia nos sirvió de plataforma para este nuevo proyecto de caja de crédito cooperativa.  

Sobre esa base nosotros hemos trabajado con una comisión promotora, hemos visitado una 40 entidades intermedias y hemos hechos campañas de adhesión como socio fundador utilizando un convenio con la Usina Popular Cooperativa de Necochea adjuntando a la factura eléctrica un formulario. En la primera campaña se adhirieron 1500 personas y estimamos que en la segunda se sumarán otras 1500 más. Eso muestra el potencial y la necesidad para que una entidad de este tipo pueda constituirse.  

¿Que los plazos de autorización sean tan largos  juega en contra al momento de buscar adherentes o sirve para consolidar el proyecto?

Entiendo que desde la perspectiva del socio fundador y del que se comprometió a hacer un aporte de capital esto genera como cierta ansiedad.  El proyecto está instalado en la ciudad, la gente lo visualiza como una posibilidad y sin embargo hay un tiempo para que se ponga en marcha, entonces eso en este sentido puede ser negativo. Por otro lado todo este proceso de autorización hace a la conformación del equipo de trabajo, de la formación de sus dirigentes, al diseño más preciso de la estructura operativa, etc. Es como un tiempo necesario creo yo,  pero al mismo tiempo coincido en que puede generar alguna ansiedad por parte de la gente que se adhirió y por ahí pasó un año y medio y no la ve funcionar.

En el caso de la CCC del Sudeste, el proyecto contempla dos sucursales (Quequén y Lobería) además de la casa central en Necochea.  El aporte de capital inicial de la entidad crediticia deberá ser de 2 millones de pesos, según la exigencia de la normativa. Los mismos podrán ser de personas jurídicas o físicas.

Historia financiera. El proceso concentrador que experimentó el sistema bancario en los últimos 30 años fue desplazado a la banca local y regional. Las cajas de crédito también dejaron de funcionar en el marco de esta  política de centralización.

Las CCC cumplieron un importante rol en la historia financiera argentina llegando a captar el 10 por ciento de los depósitos del sistema. Su mayor desarrollo fue en la década del 60 donde llegó a haber 900 entidades de este tipo en el período comprendido entre los años 1958 y 1966.

Durante el gobierno de Onganía se dictaron una serie de medidas que tenían por fin eliminar a las CCC del sistema. En ese entonces el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos  (IMFC) pudo revertir esa decisión con una fuerte campaña pública, pero el sistema ya estaba dañado: un gran número de las entidades crediticias cerraron sus puertas.

Los embates continuaron con el gobierno dictatorial de 76 que les prohibió receptar depósitos en cuenta corriente. A partir de ese momento comienza un período de fusión y transformación de las cajas de crédito en bancos cooperativos. De este proceso surgieron más de 70 nuevas entidades bancarias que se unieron a las 8 preexistentes.

En el año 2003, el diputado socialista Héctor Polino logró que se modificara la Carta Orgánica del Banco Central (ley 25.782) habilitando nuevamente el funcionamiento de las cajas de crédito, pero las restricciones impuestas por el Central no impulsaron su desarrollo.

En 2006, el Congreso Nacional  sancionó una nueva normativa para las CCC que finalmente se reglamentó dos años después. Entre las principales modificaciones la ley 26173 permite habilitar hasta un máximo de cinco filiales ubicadas en áreas cercanas a la casa central y permitir la participación de las letras de cambio cooperativas en las cámaras electrónicas de compensación.

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