¿Justicia Plena?

12-10-2004

En el hall de entrada frente al recinto de la cámara, no faltaron las emociones fuertes, en el rostro de los familiares se notaba la ansiedad. Un abrazo entre los familiares y lágrimas bastaron para que comenzaran a apagarse las cámaras, una práctica que debería ser habitual en el periodismo aunque no es tan común.

En el segundo día del juicio declaró Teresa Maders, hermana de Regino. Desde un principio dejo ver su insatisfacción por el accionar policial e hizo notar que desde un principio el poder político de aquel gobierno radical abrió el paraguas alegando que no era un asesinato político sino un caso de polleras.

El caso es clave para la justicia cordobesa, porque se juega su prestigio en esta causa de ribetes oscuros. Es una quimera pensar que luego de trece años se descubra a quienes mandaron a asesinar a Maders, porque se presume además que habría molestado de alguna forma a grupos vinculados con el juego, la droga y otros negocios millonarios.

El acusado de ser el autor material del hecho es el ex policía Oscar Hugo Síntora, quien hasta el momento se negó a declarar.

La víctima recibió dos disparos que lo derribaron y le provocaron la muerte minutos más tarde.

Los disparos letales, conforme a la investigación, fueron realizados con una pistola marca Browning 9 milímetros, número 302247, que habría esgrimido el acusado Síntora.

Éste, como se sabe, será juzgado como supuesto autor de homicidio doblemente calificado: por alevosía y por precio o promesa remuneratoria; es decir, por encargo.

La tarea principal de la acusación, a cargo de los fiscales Marcelo Novillo Corvalán, de la Cámara, y Luis Eduardo Villalba, de Instrucción, será entonces demostrar que el arma utilizada para matar a Regino Maders estaba en manos de Síntora al momento del crimen.

Si logran esa prueba, también deberán probar que el imputado actuó con alevosía, cuestión que podría no ofrecer dificultades, considerando que el ataque contra la víctima fue por la espalda y desde corta distancia.

La acusación se completaría si, además, se comprueba que el acusado mató a Maders por encargo.

Por contrapartida, los defensores de Síntora, abogados Manuel Calderón y Eduardo Tarasconi, intentarán demostrar que el imputado no tuvo nada que ver con el crimen.

Es probable que recuerden que Síntora fue uno de los tantos “colaboradores” del entonces juez Johnson, que le habría aportado datos importantes para la investigación.

El juicio podría extenderse hasta fin de año.

Hay una extensa nómina de testigos que probablemente las partes revisarán, para dejar en limpio sólo aquellos que puedan resultar de interés para esclarecer los hechos.

Estos y otros detalles seguramente volverán a mencionarse en el juicio que concentra todas las expectativas de la población.

Las discrepancias están planteadas antes de que se abra el debate. Mientras Martínez insiste en que el ex policía es el autor material del crimen, sus dos colegas aseguran lo contrario y agregan que hubo beneficios “económicos” para que presidiarios convertidos en testigos dieran pistas del caso, aunque dicen no tener pruebas sobre el origen de esos presuntos dineros sucios.

Martínez anticipó que pedirá que declare como testigo el ex juez y actual diputado nacional por el PJ Guillermo Johnson, quien fue el primer instructor de la causa. Las posiciones están planteadas, en el inicio de la causa que promete ser un camino largo y duro para la justicia cordobesa.

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