Inseguridad rural

14-05-2004

-¿Qué contempla la categoría de delito rural que lo distingue de otros tipo de delitos?

El delito implica una trasgresión a una ley y contempla una sanción penal; por lo tanto ha habido dolo. Rural es que se cirncunscribe al ámbito no urbano.

El problema es que a mí me da la impresión que existe una separación entre los delitos rurales clásicos y los delitos rurales presentes o actuales. Delitos rurales no son aquéllos que afecten una vida o de un sexo (porque también frecuentemente en el campo suceden violaciones que muchas veces nos son denunciadas); el delito rural se circunscribe más bien a las aflicciones sufridas por los bienes económicos: esto es el cuatrerismo, la faena clandestina y algún que otro asalto o hurto.

También me parece que de un tiempo a esta parte, tal vez en los últimos cinco años, se empieza a dar una nueva modalidad delictiva con un nivel de operación hasta ahora desconocido. Operación donde interviene el gran uso de la violencia con la modalidad de secuestro, de asalto a los cascos de estancia y a lugares donde se sabe que residen propietarios

- Algunos análisis sobre esta situación aseveran que el aumento del delito rural es consecuencias de la expansión de la inseguridad en las grandes urbes ¿Cuál es su posición respecto de este tema?

Si, es cierto, porque nadie es desconocedor en nuestro país de la bonanza económica que ha tenido el campo, o sea es obvio que alguien que está en el mundo del delito sabe olfatear donde está el dinero y donde están los bienes.

Pero yo quisiera hacer una aclaración un tanto problemática y rebatible, lo sé. En Argentina se ha demostrado que el mundo del delito no actúa desligado de ciertos organismos oficiales, es cierto que los organismos oficiales encargados del control social y de la seguridad difícilmente puedan desconocer movimientos de ciertos personajes que tienen capacidad de movilización y organización para cometer un delito que no es robarle la cartera a una jubilada sino que implica una cantidad mayor de logística (organización de más de tres o cuatro personas, teléfonos, armas).

Y eso me hace pensar que hasta cierto punto puede estar digitado el delito rural. Esto habría que leerlo a la luz de la gran ambición que despiertan las tierras en el mundo entero. En este sentido, no es desconocido que existe muchísima inversión económica en el campo argentino, capitales extranjeros compran tierras y creo que causar temor en el campo a los pequeños y medianos propietarios puede hacerlos vender su propiedad.

-Entonces, ¿cómo pensar a la seguridad rural en torno a este planteo?

Yo creo que el sector cooperativo debería poder diseñar una política de seguridad, porque el delito no es solo algo que afecta al bien físico, sino que está en riesgo es la tierra. Entonces serían los criterios de las cooperativas los que deberían diseñar una política de seguridad para su región.

Cuando uno dice que no hay política de seguridad, existe una política que es la falta de seguridad y, en este caso, también es cierto que podría haber una política de venta del país y de su tierra.

Entonces, me parece que los sectores rurales deberían retomar la tradición argentina de la política cooperativa para cada una de sus regiones.

-¿Cómo leer el incremento del delito rural, en el marco de la inseguridad a nivel nacional?

- El delito es multicausal. El recorte rápido que puedo hacer es, en primer lugar, señalar un descuido absoluto por parte de los estados en pensar el tema, lo que implicó la inexistencia de una política en seguridad.

Hablamos de una sociedad que en la década del '90 incentivó el consumo y determinó una gran brecha entre los pobres y los sectores más pudientes. La ostentación del country, de las cuatro por cuatro, de la vida del confort, de los viajes al extranjero y la televisión incentivando estos valores... todo esto sin pensar cómo se podía actuar respecto de la gente que quedaba cada vez más excluida del sistema.

Los que vivían la fiesta no previeron que alguno de los que estaban afuera iba a tener que sobrevivir o que iba a interesarse por consumir lo que se le estimulaba desde distintos lados... o al menos sus hijos iban a reaccionar así.

También hay otro problema que estuvo señalado por Emile Drukheim como “anomia” que es cuando alguien no se encuentra reconocido sino amenazado en su condición de sujeto en un ámbito donde es menospreciado y discriminado.

Acá hay sectores sociales que sólo tienen dos caminos: uno es el camino de la droga que ante tanta anomia y borramiento del sujeto permite que se pierdan los límites del sujeto y de ahí que un acto delictivo cada vez más esta relacionado con algún estupefaciente; pero a su vez está otro camino que es cuando el sujeto se afirma mediante la posesión y el poder que construye el hecho delictivo

En una sociedad anómica, de despersonalización y ataque al sujeto, es evidente que el delito va a crecer.

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