IDIAZÁBAL HA RECUPERADO LOS SERVICIOS CON LA AYUDA DE OTRAS COOPERATIVAS

15-07-2015

Hace cuatro meses, los 1.500 pobladores de Idiazábal se vieron empujados al éxodo porque el agua se había adueñado de las calles y las viviendas. Las lluvia caída que superó toda marca registrada, más el agua que ingresó de los campos lindantes, no dejó alternativa para nadie. A pesar de las resistencias, todos debieron abandonar el pueblo.

Pero increíblemente a cuatro meses de lo acontecido, Idiazábal está recuperándose y la gente intenta llevar “una vida normal”, a pesar de que gran parte de sus habitantes perdió todo.

“Hoy quien entra al pueblo y no es de acá, no se da cuenta de la magnitud que tuvo la inundación”, dice Carlos Fenoglio, presidente de la cooperativa eléctrica de Idiazábal.

La cooperativa, como todas las instituciones del pueblo, sufrió graves daños en la infraestructura de los servicios y en la sede. “Por suerte, en la parte eléctrica no fue tan grave”, dice Fenoglio. Donde sí tuvieron inconvenientes mayores fue con las prestaciones de televisión, Internet y telefonía.

“El daño más grande fue para la telefonía e Internet que quedó todo bajo agua, no pudimos levantar los equipos porque estaban amurados al piso. Estuvieron un metro y medio bajo agua”, explica.

La casa donde funciona la cooperativa quedó prácticamente tapada por el agua. Quince días antes, le habían hecho algunos arreglos de pintura pero el deterioro es muy grande. “Hoy estamos viendo de hacer el edificio propio. Es una de nuestras metas”.

Sin ningún tipo de ayuda oficial, provincial ni nacional, “pudimos en un corto plazo hacer que esté todo funcionando”, dice Fenoglio. Esto incluye los servicios de energía, agua, TV telefonía e Internet. “Gracias a la ayuda de las cooperativas que nos prestaron equipamiento”.

En referencia al apoyo de la provincia, Fenoglio explicó que han “logrado conseguir una extensión de los plazos de pago de Epec y otras empresas, pero son compromisos de pago que hay que cumplir más adelante. No son condonaciones”.

Si bien habían podido realizar en la cooperativa algunos cálculos para cuantificar el daño que debieron asumir, dice Fenoglio que no tuvieron en cuenta en ese momento lo que hoy están afrontando con la electrificación rural, uno de los servicios que prestan. Con el anegamiento de los caminos como consecuencia de la inundación, las líneas rurales empezaron a caerse “y esto no es un gasto menor. Hoy estamos hablando con los dueños de los campos para que nos permitan poner la líneas adentro porque en los caminos no se puede”.

A pesar de todo lo vivido, mucha gente ya ha vuelto a sus viviendas tratando de hacer una vida normal. Hay sectores, como la parte norte del pueblo, donde han perdido todas sus pertenencias y las viviendas han sido seriamente dañadas. Pero “hay buen ánimo y mucha fuerza”, agrega Carlos que también ha sido damnificado en su actividad privada.

En noviembre la cooperativa cumplirá 50 años y para esa fecha venían programando una gran fiesta. Pero ahora los planes deben redefinirse. “Vamos a ver qué hacemos”, dice Carlos con algo de resignación pero sin bajar los brazos.

Suscribite al newsletter

COLSECOR Noticias

* no spam