Hay que darles pelota

05-06-2019

Martín Eula | Periodista

"Ahora no hay vuelta atrás. Falta un montón, pero no hay vuelta atrás".

De pronto, la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) hace una presentación junto a Futbolistas Argentinos Agremiados y anuncia la (semi) profesionalización del fútbol femenino. Enseguida, las chicas de San Lorenzo y Huracán juegan como preliminar de los hombres en ese clásico de barrio porteño que enfrenta al Ciclón y al Globo en el Nuevo Gasómetro. Ahí nomás, las jugadoras de Boca se dan el gusto de actuar en la Bombonera -ante Lanús- en la previa de un partido del equipo de Gustavo Alfaro por la Superliga.

Un mediodía, Marcelo Gallardo y Leonardo Ponzio, los apellidos icónicos de este ciclo de River, bajan de la concentración del Monumental para saludar, conversar y salir a la cancha en un partido de las mujeres del club. Y un viernes, el viernes 12 de abril, San Lorenzo genera un hecho histórico: les firma contrato a 15 jugadoras y lo muestra en conferencia de prensa como si mostrara el regreso de un ídolo del club. Sonriente, el presidente Matías Lammens pone su rúbrica y sonríe al lado de ellas, entre las que está Macarena Sánchez.

Es necesario detenerse en ese nombre y en ese apellido. Demasiado necesario para entender el contexto, la lucha, el contagio y la búsqueda. También las miserias y las necesidades. Y por supuesto, las ganas y la ilusión. El 5 de enero de este año, Macarena fue echada de la UAI Urquiza, donde había llegado desde su Santa Fe natal y donde había sido cuatro veces campeona. Casi sin explicaciones, el motivo fue puntual: la futbolista había intimado al club y en esa intimación reclamaba que se la reconociera como trabajadora. Parece increíble que sea necesario un pedido semejante en el siglo 21.

"Me amenazaron hasta de muerte, no la pasé bien, me decían que hasta había plata por mi cabeza... Pero recibí muchísimas muestras de apoyo y salí fortalecida", le cuenta la santafesina de 27 años a COLSECOR. Lo hace con aplomo y calma la mujer que ya escribió un mojón en el derrotero del fútbol de nuestro país al sacudir estructuras vetustas y machistas, y generar que la prensa internacional -y la local también- no solo hablara de Messi o Maradona o de River y Boca cuando trata temas referidos al deporte que es religión en Argentina.

"Lo que tiene que quedar muy claro es que no nos vamos a conformar con esto. Mi caso de alguna manera hizo todo un poco más visible y jamás se había escuchado, visto o leído tanto de fútbol femenino. La batalla es muy larga y la venimos dando desde hace mucho tiempo. Y vamos a seguir exigiendo", agrega Sánchez.

La satisfacción, medida, tiene que ver con el anuncio de la AFA de firmar un acuerdo para darle inicio a la Liga Profesional de Fútbol Femenino, crear una Copa Federal y pagarle a cada club 125.000 pesos mensuales para que -de mínima- tengan ocho contratos registrados.

Pero claro, desde que el fútbol es fútbol se juega con 11 jugadores, es necesario contar con suplentes y un plantel de al menos 20 integrantes -un número módico- para afrontar cualquier competición. Las cifras son raquíticas y similares a una cuarta categoría de varones en el país, aunque igualmente valiosas si se compara con que antes del “estallido Macarena” no había un peso para las chicas ni tampoco se advertían marcos legales que las contuvieran. Esas chicas que debían poner plata de sus bolsillos para pagar indumentaria, traslados y hasta ambulancias y médicos en algún partido. Esas chicas que, lógicamente, tienen otro trabajo para sustentarse.

A mediados de 2017 se produjo una especie de primer quiebre en este sentido, cuando las jugadores de la Selección se quejaron de sus padecimientos para ponerse la celeste y blanca por entrenamientos deficientes, falta de viáticos para representar al país, competencia para nada acorde con las exigencias posteriores y ropa que no aparecía o aparecía en talles XL. Increíble pero real.

"Acá la AFA comprendió el momento histórico que atravesamos. No sé si fue por presión, convicción o para aprovechar el contexto, pero lo hizo. A veces pienso que, salvando las distancias, es como la discusión sobre el aborto legal, en la que algunos legisladores de la Nación votaron a favor sin tener la total convicción o certeza de hacerlo, aunque entendieron lo que se vivía, el movimiento que se produjo en todo el país, la visibilización a partir de un movimiento hermoso. En lo que respecta a lo nuestro, ahora la AFA debe cumplir un rol más presente, además de cumplir los acuerdos iniciales", añade y exige Sánchez para prevenir que la entidad que preside Claudio “Chiqui” Tapia no haya hecho una puesta en escena y listo. La exigencia apunta a sostener el apoyo, aumentarlo, ser consecuente con los anuncios y a que no solo los 16 equipos que participan de la Primera División reciban un sustento.

El plan es todavía más amplio. "Sabemos que no hay contratos para todas y que falta un montón. Desde una infraestructura hasta un proyecto en las divisiones inferiores. Mirá, te doy un ejemplo: un jugador de fútbol muchas veces firma su primer contrato profesional a los 15 ó 16 años; a esa edad, muchas chicas recién están comenzando a entrenarse en un club. Por eso, la diferencia es realmente enorme", vuelve a tomar la palabra Macarena.

"Nuestra idea es que la totalidad del plantel sea profesional muy pronto. La AFA cubre ocho contratos, pero San Lorenzo firmó 15. Aguardamos que el resto surja de nuestra estructura y de la llegada de sponsors. La determinación es acompañar a las mujeres, a quienes admiramos en su lucha. Y estamos agradecidos de que nos hayan permitido ser parte de este momento histórico", contó Lammens en aquella ya histórica firma de contratos profesionales con las futbolistas. Ariana Álvarez, Milagros Vargas, Federica Silvera, Sindy Ramírez, Florencia Coronel, Maricel Pereyra, Vanina Preininger, Lavinia Antequera, Eliana Medina, Rocío Correa, Florencia Salazar, Rocío Vázquez, Débora Molina, Cecilia López y la propia Macarena Sánchez son los apellidos bautismales, los que quedarán marcados a fuego.

"Siempre dijimos que íbamos a ser la gestión del fútbol inclusivo, la gestión de la igualdad de género. Esta asociación tiene un solo compromiso: hacer un fútbol mejor y esta decisión va en ese camino", sostuvo Tapia a su tiempo, cuando anunció la decisión de la AFA.

Para que las palabras no se las lleve el viento, será cuestión de llevar a la cancha todo lo expuesto. Y que el público acompañe, también, porque hasta el momento son muy pocos los aficionados que asisten a un partido de fútbol femenino. La gratificante excepción se produjo el año pasado, cuando Argentina goleó a Panamá por el Repechaje para el Mundial y 15.000 personas colmaron en estadio de Arsenal.

"Lo que pedimos es vivir de esto como los hombres. Este avance es espectacular, porque en pocos meses avanzamos más que desde 1991, cuando se jugó el primer torneo. Pero bajo ningún punto de vista podemos quedarnos con esto porque el estado de vulnerabilidad es muy grande. Hay chicas que ni siquiera tienen obra social. Por eso, el trabajo debe ser diario y la exigencia para que se cumplan todas las promesas, constantes. Conformarnos con esto sería un error muy grande", cierra Macarena.

Y vale la pena darle pelota.

Serán mundiales

Las chicas vuelven a una Copa del Mundo después de 12 años. Las pasaron todas y ahora quieren disfrutar y pasar de ronda.

De no tener viáticos y hasta faltarles ropa de entrenamiento hace un par de años a que Adidas presente y comercialice las camisetas con sus apellidos en la espalda. Del ostracismo a que sus caras aparezcan en el álbum de figuritas tan habitual antes de cada Mundial (de hombres). De preparaciones con deficiencias para hacer un libro a una gira por Oceanía y otra por Estados Unidos. En medio de los positivos sacudones que vive el fútbol femenino en nuestro país, la Selección está en la puerta del sueño de cualquiera: el Mundial.

El lunes 10 de junio (a las 13 horas de nuestro país) es el debut ante Japón, en el Parque de los Príncipes de París, un estadio legendario en Francia. Cuatro días después, en Le Havre, las chicas se enfrentarán a Inglaterra, mientras que el cierre del Grupo D será el 16 ante Escocia, otra vez en la capital francesa.

"Vamos con toda la ilusión. Conocemos nuestras limitaciones, pero también las fortalezas. Y como en cada partido, habrá que correr y meter", avisó Carlos Borrello, el entrenador de un equipo que buscará algo inédito: pasar la primera fase de una Copa del Mundo, algo que no logró en sus dos participaciones anteriores (Estados Unidos 2003 y China 2007). La misión no será nada sencilla porque enfrenta a rivales durísimos como Inglaterra y Japón, que es actual subcampeón del mundo y levantó la Copa en el 2011.

En una estructura con marcadas necesidades es imposible elevar demasiado la vara. De todas formas, también es imposible quitarles la ilusión a este grupo de chicas competitivas y con hambre de gloria.

Para la FIFA, este Mundial es lo más importante que va a organizar durante el 2019 y por eso quiere mostrar un producto atractivo, para sumar millones de televidentes en todo el mundo con estadios colmados, como se espera que estén en Francia. "Creemos que va a ser el mejor Mundial y el más grande de la historia. Aspiramos a vender más de un millón de entradas y contar con más de 1.000 millones de espectadores en todo el mundo", aseguró Sara Booth, quien es la directora de competiciones femeninas de la FIFA.

En este contexto estará Estefanía Banini, la capitana que juega en el Levante de España y a la que muchos califican como "la Messi", algo que a la número 10 no le gusta demasiado: "Es linda una comparación así, pero me gustaría que nos empezaran a conocer por nuestros nombres". Soledad Jaimes es una de las esperanzas argentinas, la delantera contratada por esa potencia en este deporte que es el Olympique de Lyon. Sole conoce bien el terreno: "La previa en Francia se vivió con mucha expectativa". Florencia Bonsegundo es otra jugadora, de las tantas (la mitad del plantel), que actúa en Europa: la cordobesa de Morteros lo hace en el Sporting de Huelva español. Pero claro, también hay historias de las que la luchan en nuestro país como las arqueras Vanina Correa (madre de mellizos y cajera en un local de cobro de impuestos en Villa Gobernador Gálvez) y Gabriela Garton (científica del Conicet).

Hace muy poco tiempo llegaron a dormir en un colectivo, en el exterior, porque la AFA no consideró necesario pagarles un hotel. Todas estas chicas, también, debían arremangarse los pantalones cortos o disimular de alguna manera esas camisetas que venían con talles superiores, ya usadas por los varones. Ahora, ya nomás, vuelven a jugar un Mundial después de 12 años.

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