Opinión

Hacia una economía que reemplace la competencia por la cooperación

Frente a un clima electoral, el cooperativismo resalta los pilares para construir una sociedad más justa y solidaria

Ariel Guarco
Ariel Guarco Ariel Guarco
Ariel Guarco | Presidente de ACI y Cooperar 19-10-2023

El motor de la economía debe ser la cooperación con el otro para solucionar los problemas comunes, en lugar de la competencia con el otro al servicio del interés individual. Ese concepto, tan simple como profundo, es lo que rige a los hombres y mujeres que sostienen las 3 millones de cooperativas que existen en el mundo.

También creen otra cosa: la democracia no sólo sirve para construir economía, sino que es el mejor camino para ponerla al servicio de la comunidad.

El sector cooperativo no sostiene esto sólo por una cuestión moral. Lo cree desde una visión práctica de la vida, recalcando que es lo más eficiente para satisfacer las necesidades y cumplir con las aspiraciones.

 

Casa y comida

Por ejemplo, en el caso de las viviendas, desde el sector se rechaza el modelo de desarrolladores inmobiliarios que especulan con la propiedad de la tierra y lucran con la necesidad de vivienda.

En ese sentido, las cooperativas y mutuales de vivienda son la alternativa más justa, democrática y eficiente frente a aquellos que sacan provecho de las necesidades básicas de la sociedad.

Si se habla del sistema agroalimentario, es preferible apuntar a productores y consumidores organizados en defensa de la economía y de la salud. Es decir, una cadena de valor con amplia participación de los productores y los trabajadores. Porque la mejor manera de que los beneficios se queden en el territorio, es que estén comprometidos con los mismos.

Por eso, no sería razonable confiar la calidad de los alimentos, como tampoco la protección de la salud y el ambiente, a un puñado de multinacionales, cuyo único interés es el lucro.

En lo que refiere al sistema financiero, es preferible bancos y cooperativas de ahorro y crédito, con una gestión democrática de la comunidad.

 

Una sociedad inclusiva

En síntesis, la convicción más profunda del cooperativismo es que, si se apunta a una sociedad democrática, solidaria y comprometida con cada comunidad, la defensa del ambiente y su país, entonces debe apostarse por los modelos empresarios que sean compatibles con esos objetivos.

No pueden organizarse compañías en base al individualismo, la concentración económica, la especulación, la extranjerización, la explotación de las personas y de la naturaleza, y pretender después tener una sociedad democrática, sostenible e inclusiva. Así como no da lo mismo cualquier tipo de empresa, tampoco puede dar lo mismo cualquier tipo de Estado.

En el marco de un año electoral, en Argentina no se está debatiendo sólo qué hombres y qué mujeres administrarán al gobierno. Sino que se está decidiendo sobre qué tipo de Estado se quiere.

Por eso, a quienes hoy están discutiendo el futuro del país, debemos decirles que en las empresas de la economía social y solidaria tienen un aliado formidable para construir una sociedad más justa, sostenible e inclusiva. En definitiva, que no deje a nadie afuera y que no deje a nadie atrás.

 

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