Aleja Páez | Periodista e investigadora especialista en TV y OTTs
A fines de 2009, en la caldera de Canal Encuentro se gestó una idea inédita para la televisión local. De la fusión entre reportajes, interpretaciones musicales y un montaje con aires cinematográficos, nació Encuentro en el estudio, conducido por el reconocido Lalo Mir.
La idea se nutrió de varios elementos que la hicieron aún más interesante. En primera instancia, los invitados serían algunos de los máximos representantes de la música nacional. Por otro lado, los encuentros tendrían lugar en el mítico estudio Ion, reconocido como el segundo hogar de los artistas más emblemáticos del país desde hace más de medio siglo. Y por si fuera poco, junto a Mir estaría un anfitrión más que conocido para los intérpretes: el destacado sonidista Jorge “Portugués” Da Silva, responsable de las grabaciones de grandes como Jaime Torres, Charly García y Spinetta, entre otros.
Desde el comienzo, la propuesta apuntó a cubrir los géneros más representativos para la cultura local. Es por eso que el rock, el folclore, el tango y la cumbia ocuparon un lugar especial. Así, en la primera temporada se contó con la participación de personajes de la talla de Víctor Heredia, Fito Páez, Juan Carlos Baglietto, Fabiana Cantilo, Alejandro Lerner y Teresa Parodi, por ejemplo.
Pero más allá de los nombres, lo más atractivo del ciclo fue el concepto. Un estilo distinto para encarar las entrevistas mediante un formato intimista y enfocado en las historias de vida y profesionales. Todo durante una jornada completa de grabación en las salas de Ion. Mientras que transcurre el ensayo, la puesta en escena y las secuencias testimoniales, también aparecen espacios en los que la palabra hablada es reemplazada por melodías y acordes.
De ahí que más que a un backstage o a un simple ping pong de preguntas y respuestas, el clima se parezca en cambio a un viaje introspectivo hacia las raíces y la evolución de cada protagonista, que a la larga también es parte de la historia de la industria de la música nacional. Lo que después termina montado en una secuencia de casi una hora es el resultado de tres, cuatro o siete horas de grabación, como fue el caso de la jornada maratónica con Divididos (temporada 1). Por otro lado, cabe destacar el nivel técnico del ciclo, producido enteramente en alta definición con una narrativa compuesta por muchos planos detalle y secuencias sobre los rostros y los instrumentos que aportan mucho a la experiencia inmersiva del show.
En las palabras del propio Lalo Mir en una entrevista para Télam, en 2013, se trata “más que de un programa de televisión, de una película, queda registrado como un hecho antropológico, un registro de un músico, de una época, de su sistema de trabajo, de cómo encaraba el oficio y el arte, todo queda ahí como en una especie de cápsula del tiempo”.
En los años siguientes, la lista de invitados se enriqueció con figuras como León Gieco, Gustavo Santaolalla, La Renga, Pablo Lescano, La Nueva Luna, Marilina Ross, Carajo, Pedro Aznar, Ciro y Los Persas, entre muchos otros. Asimismo, en 2014, incorporó una temporada internacional con la participación de los uruguayos Jorge Drexler y La Vela Puerca, la cubana Yusa, la venezolana Cecilia Todd, los chilenos Nano Stern e Inti Illimani y el español Diego El Cigala. En esta etapa, el programa también fue incluido en la grilla de la TV Pública, lo que ayudó a expandir sus fronteras más allá de los servicios de Cable. Sin embargo, su popularidad no se restringe al ámbito de la TV convencional. Encuentro en el Estudio es uno de los contenidos de su tipo más vistos en YouTube, con fuertes audiencias en toda América Latina e incluso en parte de los Estados Unidos.
Del estudio al escenario
Luego de varias temporadas, con el cambio de gobierno en 2015 también se produjeron modificaciones en las autoridades y las directrices sobre los contenidos en el ámbito de los medios públicos. Un año después, la nueva administración de Canal Encuentro decidió poner fin a gran parte de las producciones vigentes en ese momento en la señal. Si bien no dio por terminado el proyecto conducido por Mir, sí determinó una modificación que derivó en incertidumbres para los realizadores del ciclo. Especialmente porque rompía con uno de los elementos que había marcado su estilo desde el comienzo: las grabaciones pasarían de los estudios de Ion a un escenario y ya no serían reuniones tan íntimas sino que se harían con público.
En su momento, el presentador hizo notar sus dudas sobre la versión renovada del programa, que además dejaría de contemplar sólo a artistas de renombre para ofrecer visibilidad a músicos y bandas emergentes de todo el país. "No estaba tan conforme con el cambio, con salirme del guion y estaba la idea de hacer una cosa menos íntima”, dijo Mir en ese entonces.
Sin embargo, la nueva etapa también aportó un factor interesante. Con el objetivo de poner en valor uno de los edificios históricos de la ciudad de Buenos Aires, últimamente sede de muchos eventos culturales, desde 2017 el ciclo pasó a llamarse Encuentro en la Cúpula, en referencia a su locación en el último piso del Centro Cultural Kirchner (CCK). Los cambios en el formato fueron bien recibidos por el público, en especial por los afortunados que consiguen boletos para asistir a las grabaciones, y por la crítica, lo que le valió el año pasado el Martín Fierro a mejor programa de Música Rock Pop Jazz Latino.
En vez de una hora, la duración pasó a ser de 90 minutos en los que se repasan historias de vida, de canciones, los aciertos, los recitales, la fama y los tropiezos. Testimonios apenas interrumpidos por las interpretaciones en vivo, magnificadas por el escenario con techos de cristal del CCK, los aplausos y las ovaciones del público.