EN LA TRAGEDIA, LA CÁMARA ES UNA ESPECIE DE SALVAVIDAS.

26-01-2015

Para COLSECOR Revista

“Estar ahí fue como un deseo de contar lo que no debería haber sucedido”, dice Soteras que vive hace cinco años en Never Shalom a unos 56 kilómetros del paso de Erez, la puerta que comunica Israel con Gaza.

De un lado hablaban de guerra, del otro de operación. Lo cierto es que el 8 de julio de 2014 Israel inició en la Franja de Gaza lo que denominó Operación “Margen Protector“, una avanzada bélica como represalia al asesinato de tres jóvenes israelíes en junio de ese año.

“Cuando secuestran a los tres colonos en Palestina si se hubiesen escuchado las grabaciones no habría sucedido todo esto porque el público de los medios se habría enterado automáticamente de que estaban muertos y no hubiese habido tanto tiempo para toda esta parafernalia de nosotros y ellos”, opina Soteras que como fotógrafo freelance hizo colaboraciones desde la zona de conflicto para diarios como La Nación, La Voz del Interior y otros medios audiovisuales.

El gobierno Israelí denunció a la organización Hamás - que la mirada occidental adjetiva de terrorista - por el secuestro de los tres jóvenes y dos días después (14 de junio) comenzó una masiva búsqueda casa por casa arrestando a más de 150 palestinos, incluidos legisladores y altos cargos del gobierno de Hamás, y bombardeando objetivo militares. Las milicias palestinas respondieron con fuego. El 8 de julio se inició Margen Protector

“Fui a Gaza porque entendí que ese es mi lugar”. En junio, antes de iniciada la guerra, Eduardo había pasado unas semanas en la Franja registrando con su lente la vida en situación normal. “Aunque lo normal en allí es extraordinario de por sí”, agrega. “Entendí que Gaza había dejado de ser para mí un lugar ajeno y temido para empezar a tener nombre propio, rostros conocidos”. VER FOTOS

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Margen Protector dejó 2.142 palestinos muertos de los cuales 84% eran civiles. Los bombardeos destruyeron 17.200 viviendas,

56 hospitales y cerca de 400 mil niños requieren hoy asistencia psicológica.

En tus trabajos fotográficos te corres de la agenda de los medios, ¿por qué fuiste a Gaza a sabiendas que eso te iba a poner en el tapete de alguna manera?

Yo siento que mi casa es Palestina, no solamente por una cuestión de afinidad sino porque creo que cuando ocurren este tipo de cosas el simple hecho de permanecer callado te hace cómplice. Lo que ha ocurrido en Gaza ha sido una masacre intencional, completamente pensada, manipulada, utilizada - si querés por facciones políticas propalestinas - pero ha sido una matanza sistemática de gente indefensa. Israel ha asesinado a familias enteras. Y el registro en Gaza también fue la posibilidad de que mucha gente empiece a conocer mi trabajo, sobre todo acá en Argentina. Por otro lado, en lo personal lo veo como una oportunidad para hacer a futuro otras cosas.

¿Estuviste en otras guerras o zonas calientes?

He trabajado en Cisjordania pero solo había balas, gases lacrimógenos. Otros miedos. Bajo bombas, nunca.

¿En una guerra el miedo se naturaliza y te olvidas que estas bajo fuego?

El miedo es una constante pero es una confusión no una ilusión, es todo miedo. Cuando crees que no tenés miedo, se trata del miedo que adopta diferentes formas. Inclusive hay cierto placer en la adrenalina, una cierta soberbia, cierto pánico.

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Gaza es un territorio sobre el Mediterráneo de 41 km de extensión y entre 6 y 12 km de ancho donde viven más cerca de 1,82 millones personas, siendo uno de los lugares más densamente poblados del mundo.

¿Cómo se organiza el trabajo periodístico en un conflicto como el de Gaza, con drones revoloteándote por la cabeza todo el tiempo?

Es raro usar la palabra rutina pero se hace para la supervivencia. Había claramente una cosa que era levantarse, leer las noticias y entender que había pasado y a dónde. No podías salir muy temprano porque es peligroso andar en el único auto en la calle a las cinco de la mañana por más que diga TV. Tratábamos de hacer convoy entre los periodistas. Los drones lanzaban bombas todo el tiempo y nunca sabías a donde iban a caer. El primer día ahí no entendía que carajo hacía y de alguna manera seguís a los colegas, llegas al lugar donde cayeron los misiles, fotografías la sangre, tratas de hablar con alguien que te cuente qué paso, de ahí te vas al hospital donde hay gente que llega de a pedazos, los médicos te dejan entrar a la morgue, de ahí te vas al cementerio, fotografías el duelo y volvés a tu casa a editar. Eso es lo que mayormente sucede pero nunca sabes que va a pasar, ni nadie entiende qué está pasando.

Con la tragedia como materia prima ¿cómo se cuenta una historia?

Hay un miedo profesional a no llegar a hacer un trabajo decente. ¿Es necesario sacar una foto a alguien muerto, indefenso, o puedo encontrar otra manera de contarlo? La cámara de alguna manera en toda esa locura, en toda esa tragedia que significa ver gente muriendo, es también una especie de salvavidas.

Vivís en Israel, ¿qué dicen allí de esta guerra?

Hay una diferencia muy importante entre un israelí y un judío. Acá en Argentina nadie conoce a un israelí sino que la referencia tiene que ver con ser judío. Durante la guerra leía comentarios de gente judía que conozco de acá y no entendí porque esa insistencia en defender la camiseta. Mi vida en Israel está compuesta por israelíes-judíos que piensan diferente. El tema de la vida está por encima de cualquier color, raza o pertenencia que puedas llegar a tener. Lo que ha hecho el gobierno de Israel, lo que permite la sociedad israelí en su gran mayoría, es una atrocidad. Esto no se trata de cuánta gente mataste y cuánta te mataron, las licencias que se ha permitido la sociedad israelí son insostenibles porque cada vez estamos en un mayor contexto interracial - si es que existe la raza - y no te olvides, además, que Israel tiene un 20 por ciento de población árabe. La policía de Israel tuvo que armar una lista de gente de izquierda para protegerla porque corrían riesgo físico algunos periodistas, activistas, gente de DDHH tuvieron que callarse. Que ocurra eso en un lugar tan occidental, tan democrático, tan Israel, es grave. En Israel hay una madurez política, o había, muy avanzada en comparación con el contexto que hay en Medio Oriente. Hay un tejido político muy potente de gente que piensa diferente. Gaza políticamente no es un lugar fácil, mis amigos comunistas no pueden salir con la banderita a tomar vodka y decir que Dios murió, tienen que callarse. Eso en Israel de alguna manera es una ventaja. Pero hay tantas contradicciones. Es muy triste todo. Y desde esta tristeza acuso de genocidio a Israel, pero al mismo tiempo te hablo con tristeza porque es un lugar que quiero.

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Las condiciones humanitarias a las que está expuesta la población por el bloqueo llevado a cabo por el ejército israelí hacen de

la franja una “cárcel”, señalan organismos internacionales.

¿Cómo está hoy la situación después de 51 días de guerra en Gaza?

Muy mal. Gaza sigue en ruinas, no entra ayuda, no se reconstruye y se está deteriorando mucho la situación en Cisjordania, Jerusalén es muy tenso, el estallido allí me parece más peligroso que en Gaza porque no hay frontera. Viene una tercera Intifada.

En Gaza no hay servicios básicos. Israel saca agua del acuífero del norte de la Franja, los de la costa están contaminados porque están siendo vaciados y el agua del grifo es salada. Las cloacas no pueden ser expulsadas al mar y quedan en la costa, esta todo lleno de mierda. El bloqueo desde 2006 es importante no solamente por lo que no entra sino por lo que no sale. Gaza empezó a producir hace 15 años frutillas e Israel no permite que las venda en Cisjordania. El 75 por ciento del territorio de la Franja está rodeado por Israel, pero al sur tiene límite con Egipto. Mientras estaba (Mohamed) Morsi la situación era mucho más sencilla. Hamás como movimiento político era un calco de los hermanos musulmanes, por lo tanto ingresaban muchas cosas a través de los túneles, se creó una economía alrededor y Hamas como gobierno de ese Estado funcionaba porque cobraba por los túneles impuestos y permitió el ingreso de materiales de construcción, armas, etc. Cuando cae Morsi todo eso se cortó.

¿Hay mucha gente que elige vivir en Gaza teniendo la posibilidad del exilio?

Esta guerra fue un punto de inflexión y mucha gente entendió que la única manera es irse. Al mismo tiempo conozco gente que nunca se iría teniendo esa posibilidad y que no sólo viven en Gaza sino en un campo de refugiados que, salvando distancias, sería como una villa.

El habitante de Gaza, ¿qué piensa de la guerra, más allá de la tragedia que esto significa?

La situación cambió mucho después de la guerra. Antes Hamas no tenía tanto apoyo popular. Durante y después de la guerra la cosa cambió radicalmente. Un día hablando con una persona amiga que es directora de un jardín de infantes, musulmana ella pero muy abierta, de clase media con aspiraciones, sus hijos que estudiaron en el extranjero y ella me decía: `yo no quiero tregua, lo que quiero es una vida normal y si tengo que morir como un mártir lo prefiero, no quiero que me sigan pasando comida por la ventanilla, quiero vivir normalmente. Yo no voté a Hamas, pero la resistencia es lo único que nos defiende hoy´.

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