En Rauch, calefaccionan la pileta municipal con energía solar

08-11-2019

La Cooperativa Eléctrica de Egaña (Cedel) inauguró esta semana el sistema de climatización del natatorio municipal. La obra fue realizada por la cooperativa, luego de que su proyecto fuera seleccionado en la licitación pública.

El procedimiento para climatizar la pileta se basa en un sistema de colectores solares que se ubican en el techo de un salón que está cercano al natatorio. El agua circula mediante bombas.

Para la cooperativa fue la primera experiencia, cuenta Hernán Fredes, gerente de la entidad. “Indagando y comparando pudimos ver que esta tecnología era la mejor y así se lo propusimos al municipio”. La obra se realizó con personal contratado, pero se capacitó a operarios de la cooperativa para después continuar con otras propuestas.

El municipio invirtió cerca de 2 millones de pesos en la instalación y puesta en marcha de la climatización de la pileta, que tiene una dimensión de 13 metros por 25. La obra tendrá un impacto ambiental importante, en coincidencia con los compromisos de sustentabilidad que ha asumido el estado local; pero también en lo económico, ya que disminuirá en un 50 por ciento el consumo anual del combustible usado para calefaccionar el agua.

Funcionamiento del sistema

Hacia una nueva matriz energética

La climatizacón solar de la pileta es el primer proyecto de energías renovables que emprende la cooperativa, que brinda energía rural en Rauch a unos 700 asociados.

Si bien todavía todo es insipiente en este tema, “en un futuro vamos a estar obligados a tener un porcentaje de generación renovable en lo que comercialicemos”, señala el gerente. Por el momento, falta todavía que la provincia de Buenos Aires adhiera a la ley de generación distribuida, pero “creo que esto se va a dar más temprano que tarde”.

La historia de un origen “casual”

La cooperativa que brinda energía rural en Rauch surgió en el pueblo de Egaña, ubicado a unos 30 km de Rauch, hace 53 años. Cuenta Fredes que su origen tiene cierta curiosidad y también “algo de casualidad”.

A finales de los años 60, cuando se realizó en la zona el tendido eléctrico entre Rauch y Tandil, la gente que trabajó en esa línea necesitaba alojamiento. En esas épocas había en la zona pequeñas poblaciones, de apenas 10 y 12 viviendas, asentadas alrededor de las estaciones ferroviarias y una era Egaña. Fueron los pobladores de esta “estación” los que amablemente dieron alojamiento a los trabajadores eléctricos y estos, en agradecimiento, gestionaron la llegada de la luz a Egaña.

“Fue algo inesperado para la época”, dice el actual gerente, “era impensado que 10 casas pudieran tener luz”. Los pobladores de Egaña debieron organizarse en una cooperativa para gestionar el servicio en 1966.

La cooperativa fue creciendo “un poco a los golpes hasta que hace unos años se sistematizó y creció bastante”, describe Fredes.

Hoy tiene un tendido eléctrico rural de 2.500 km y dan energía a las estaciones de Egaña y Collman, además de suministrar luz a 7 u 8 tambos.

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