'EN ESTE PAÍS SE MUERE GENTE POR FALTA DE ALIMENTO”

18-02-2016

La cita es el segundo sábado de cada mes. Salen a la madrugada, a eso de las 3 de la mañana y vuelven cerca de medianoche. Si bien hace una década que Susana comenzó a realizar esta tarea en soledad, hoy la acompañan odontólogos, nutricionistas, bioquímicos, pediatras, enfermeros y voluntarios que colaboran repartiendo las donaciones. En total son 30 personas.

El objetivo de esta iniciativa es aportar un granito de arena para mejorar la calidad de vida y atender las necesidades básicas de familias del noroeste que en su mayoría viven en ranchos, con escasos medios de movilidad, sin agua, energía eléctrica ni centros de salud cercanos.

“Nos internamos a 200 kilómetros de la capital de Córdoba en pequeños pueblos que no figuran en los mapas, con el desafío de realizar un trabajo integral. Brindamos atención sanitaria y entregamos alimentos, porque todo forma parte del abordaje en salud”, sostiene Susana.

Ella lleva los registros del trabajo con los más pequeños. “Llevo todos los controles, para saber cuántos niños desnutridos y de bajo peso hay en la zona. Cada tres meses hacemos una evaluación y vamos aumentando la dosis de los nutrientes que necesitan. En general el agua es escasa y está contaminada, por eso tienen parásitos, una de las tantas causas por la que los chicos tienen bajo peso”, detalla.

Acompaña su relato con el ejemplo del paraje Puesto Torrado, donde de 25 niños, 10 tienen bajo peso y 3 son desnutridos crónicos. “Antes eran más, pero de a poquito vamos bajando esa cifra. Siempre digo que si de 10 niños podemos rescatar a uno, ya tocamos el cielo con las manos”.

Con respecto a los adultos, “nos encontramos con abuelos postrados que no tienen posibilidad de tener un alimento sólido, que tienen diabetes, hipertensión, que se descompensan y mueren no sólo por los años y las enfermedades, si no por falta de comida. Porque en este país se muere gente por falta de alimento”.

Un día al servicio del prójimo

Se trata de una jornada al mes, un día que para quienes reciben la atención médica y alimentos de este grupo, hace la diferencia. Susana asegura que si bien es una jornada intensa, cada vez que vuelven se siente regocijados. “Siempre digo que cuando uno ayuda al otro, en realidad se está ayudando a sí mismo. Es un ida y vuelta. La gota que cada uno puede aportar suma, y puede hacer un mar. No sé si podremos mitigar el hambre en esta pequeña zona, pero podemos mejorar un poquito la calidad de vida, sobre todo la de los niños”.

Susana finaliza con una reflexión “las actitudes humanas son las que definen al otro. Situaciones como la pobreza pueden modificarse con la actitud del hombre, con un cambio de mentalidad, porque no tendría que haber un niño sobre este planeta que padezca hambre”.

San Antonio de Litín, el pueblo que superó las expectativas

El año pasado, la Cooperativa de Servicios Públicos de San Antonio de Litín, pueblo cordobés de 1300 habitantes, organizó una colecta para colaborar con “Una Gota de Salud”. Con la ayuda de los bomberos de la localidad se recibieron las donaciones y Susana Roldán con parte del grupo brindó una charla en la localidad.

Al ser consultada por esta experiencia, Roldán sostuvo que “En este pueblo superamos las expectativas, estamos muy sorprendidos y agradecemos de corazón en nombre de toda la gente del noroeste cordobés. A veces uno no tiene idea la felicidad que puede generar con un poquito”.

La urgencia de un móvil sanitario

“Para las consultas y estudios ginecológicos necesitamos un vehículo cerrado para poder atender a las mujeres, porque en las condiciones que atendemos nos es muy dificultoso. Nuestro gran sueño es conseguir la donación de un vehículo que podamos adaptar para crear una unidad móvil sanitaria. Porque al no poder atender correctamente a las mujeres, al no poder realizar un diagnóstico precoz, estamos perdiendo tiempo”, sostiene Roldán.

Para colaborar, contactarse a través de la página web o el facebook de una Gota de Salud.

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