En Miramar recuperaron una capilla histórica con aportes de la cooperativa

21-12-2016

El domingo 11 de diciembre, después de más de 30 años, la capilla de San Antonio abrió sus puertas. Esta vez como museo aunque está programado que se den misas algunos días al mes. La recuperación del espacio se concretó luego de que la Cooperativa Eléctrica de Miramar acordara con Mercedes de Sudar, viuda del propietario de las tierras, una sesión en comodato por 10 años a cambio de la restauración de la capilla.

Tanto la capilla como todo el sector donde está ubicada representan un espacio importante en la historia de la localidad, dice Mariana Zapata, responsable del museo de la cooperativa. “Cerca de aquí está el Gran Hotel Viena y el hogar de niños croatas ligado a los franciscanos que construyeron la capilla, que se inauguró en 1957”. El objetivo de la restauración es contribuir con un nuevo punto histórico al recorrido turístico de la región, donde la leyenda del Gran Hotel Viena es la principal atracción, explican desde la cooperativa.

La gran inundación

La capilla de San Antonio fue una de las tantas construcciones afectadas por la inundación del año 1977, tras el avance de la laguna Mar Chiquita sobre la localidad. Unas 37 manzanas quedaron bajo el agua sepultando el sector turístico y económico de Miramar.

El trabajo que ha llevado adelante la cooperativa con la recuperación de la capilla es de gran valor histórico ya que no sólo se ha restaurado el edificio sino que se ha tenido acceso a libros y registros que dejaron los sacerdotes en el lugar. Desde este mes, se podrá visitar como parte del recorrido histórico que ofrece la localidad.

Los croatas en Argentina

La puesta en valor de la capilla San Antonio de Miramar permitirá contar parte de la historia de la inmigración croata en Argentina y particularmente de la región del noreste cordobés.

Según cuenta Cristian Sprljan, especialista en la reconstrucción de la historia de los inmigrantes croatas, la capilla fue construida a principios de los años 60 y se financió en parte con las regalías del libro Comunismo sin Máscaras, que escribieron el padre Blas Stefanic y el intelectual Ilija Juric. Por supuesto, hay quienes descreen de este dato y dan cuenta de algunos detalles lujosos que tiene la capilla, como el altar de mármol de Carrara donado por la familia Pahlke, propietarios del Gran Hotel Viena de Miramar. “Al igual que con el Viena, la historia oral dice - entre otras cosas - que la capilla no se levantó vendiendo un libro, pero al momento de registrar testimonios la gente no habla y no hay pruebas al respecto”, señala Mariana Zapata. “Nosotros rescatamos que la comunidad ayudó a levantar la capilla y los relevamientos dan cuenta de colectas que se hicieron, pero las controversias están”.

La historia de la capilla está asociada a un hogar de niños huérfanos que comenzó a funcionar en Miramar en 1952, cuando los franciscanos de Chovet (Santa Fe) se instalaron en la zona. El internado funcionó en el edificio del hotel Córdoba que fue donado por su dueño, Martin Hum, a los franciscanos.

Fueron los hermanos Urban y Blas Stefanic quienes estuvieron a cargo del internado que en un primer momento recibió a huérfanos de la Segunda Guerra Mundial. En 1968, el hogar deja de albergar a estos niños y los padres se instalan en Hurlingham (Buenos Aires). La casa siguió funcionando como lugar de retiro hasta los años 70, que fue tapada por el agua de la laguna.

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