El uso de los medidores inteligentes trae amplias ventajas. El punto no está en discusión y así lo confirman las distribuidoras que los utilizan. Pero su implementación requiere inversiones importantes que muchas prestatarias no estarían en condiciones de afrontar en un tiempo corto.
En la localidad de Justiniano Posse, al este de Córdoba, la cooperativa eléctrica lleva diez años desarrollando el proyecto y hasta ahora han instalado el 70 por ciento de sus medidores con esta tecnología.
Néstor Funes, subgerente de Servicios Públicos de la cooperativa, señala que la telemedición vino primero a resolver ciertos problemas. “Quienes prestan energía rural saben las complicaciones que tiene no sólo atender el servicio sino también tomar los estados de cuenta. Los costos permanentes de vehículos, combustible, personal solo para medir el consumo son muy altos. Por eso, nosotros lo implementamos primero en el campo”.
La cooperativa de Posse comenzó con el proyecto de inversión en 2009 y un año después pudieron reemplazar los medidores de los 300 usuarios de energía rural, distribuidos en 800 kilómetros. Hoy ya tienen 3.500 equipos sumando el área urbana. “Ante cada nueva solicitud de servicio se instala un equipo con estas características”. El resto se va reemplazando, aunque en estos momentos hay otras prioridades de inversión, agrega Funes.
La cooperativa pampeana de Ingeniero Luiggi está actualmente realizando una prueba de medidores inteligentes en la localidad de Ojeda, donde proveen servicio de energía. Esta experiencia se lleva a cabo con el apoyo de la Federación Pampeana de Cooperativas (Fepamco) y del Gobierno Provincial que financia la experiencia.
Ventajas
Los medidores llamados inteligentes funcionan transmitiendo los datos de consumo a una central interconectada con el sistema de facturación de la empresa o cooperativa distribuidora. El uso de esta tecnología requiere conectividad en la zona donde se instale.
“Hay una importante disminución de las pérdidas técnicas que en el caso de la cooperativa de Posse pasamos del 18 al 7 por ciento en el área rural”, señala Funes. También se evitan viajes innecesarios de las cuadrillas al campo ya que ante un reclamo puntual por falta de energía, mediante la telemedición se puede constatar si el medidor está energizado o no”.
Además, cada usuario tiene acceso a su medidor de manera online y puede comprobar su historial de consumos.
La cooperativa de electricidad de Ingeniero Luiggi (Copeopsil) pretende iniciar la prueba piloto con 35 medidores y de este modo mejorar la calidad del servicio y realizar diversas maniobras que hoy requieren desplazarse muchos kilómetros.
Inversión
Aunque la resolución 247/19 de la Secretaría de Comercio Interior dependiente del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación establece que a partir del año que viene la telemedición será obligatoria, “no dice nada de cómo se va a implementar”, señala el subgerente de Servicios Públicos de la cooperativa de Posse.
“Hay que armar un proyecto de inversión porque cuesta mucho dinero. Nosotros comenzamos hace 10 años, con recursos propios, pero todavía nos falta. Además de los medidores, hay que tener en cuenta el software para gestionarlos”.
Según Funes, cada equipo convencional cuesta hoy unos 160 dólares y se fabrican en Argentina.
Otras entidades consultadas también expresaron su intención de comenzar a reemplazar los medidores, en particular los que se ubican en zonas rurales o más alejadas, pero el financiamiento es el gran inconveniente.
“Nosotros tenemos este objetivo pero las condiciones para obtener recursos hoy no están dadas”, señaló Matías Sastre, presidente de la cooperativa de Villa Huidobro, ubicada al sur de Córdoba.
Los proyectos están en carpeta y son claramente visibles las ventajas de contar con equipos de telemedición. Faltará saber si habrá financiamiento accesible para las cooperativas o si se correrán los plazos que fijó el reglamento para el 2020.
