En febrero, Gisela Wild fue elegida para presidir el Comité de Género de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar), un espacio que trabaja impulsando la participación de la mujer en diversos espacios cooperativos.
“Entendemos que hoy no existe este equilibrio entre hombres y mujeres. Cuando uno va subiendo en las jerarquías vemos que disminuye y desaparece la participación de las mujeres”, explica.
¿Cuál es el principal argumento de la escasa participación de mujeres en ámbitos de decisión en el sector cooperativo?
Nosotros tenemos un estudio, que tiene ya muchos años, pero donde una de las pautas indica esto de la atención a la familia. Pero también aparecen barreras que ponen las propias organizaciones que muchas veces son invisibles. Son resistencias que no están visibles, como los horarios de las reuniones por ejemplo, que no facilitan la participación. A veces también está la consideración desde la mujer de poder ver esos espacios donde se puede crecer. Muchas veces se observa que la participación se da donde la mujer es la secretaria de actas. Esas cuestiones también van generando desánimo y desinterés y se va creando ese statu quo. Nosotras creemos que el modelo cooperativo en sí es inclusivo y reconoce la participación desde el momento que cada asociado es igual a un voto. El problema no es el modelo sino de quienes lo componemos. Creo que debemos generar las condiciones adecuadas para generar un equilibro.
En algunos ámbitos, como el político, se fijan cupos femeninos. ¿Es bueno que la participación se establezca de ese modo?
Nuestra opinión institucional es parte de un trabajo que hicimos este año discutiendo el tema en distintos ámbitos y lo que acordamos es que estamos más de acuerdo con un esquema de proporcionalidad, por las dificultades que podría traer su implementación. El cupo, en términos personales, creo que en algunas circunstancias fue la única herramienta que encontraron las sociedades como para avanzar en sistemas más equitativos. No me parece que sea lo ideal porque es una imposición. Pero eso no quita que hasta ahora haya sido la única herramienta posible. En el caso de las cooperativas, consideramos que el universo de asociados no da para imponer un cupo.
¿Qué significa este esquema de proporcionalidad?
La proporcionalidad tiende a reconocer la base de asociados y que la misma se refleje en los órganos de conducción. Por ejemplo, si una cooperativa tiene un 40% de asociadas mujeres que esa proporcionalidad quede reflejada en el consejo.
A veces estos espacios “de mujeres” terminan siendo un lugar de autoexclusión. ¿Se debate esto en el propio Comité?
Creo que a veces son espacios donde si no hay un replanteo permanente de las metas termine siendo una trampa para las mujeres. Es como que son espacios donde se las manda a las mujeres para que no molesten. También a veces para las compañeras es un lugar seguro donde tomar decisiones, donde no se cuestiona el hecho de ser mujer. Me parece que si se pierde el valor objetivo, que es que las mujeres participen de las instancias colectivas o del espacio real, se puede caer en eso. Pero a la luz de la experiencia creo que no hay otra manera. El tema es que hay que trabajar bien los espacios sin perder de vista la participación de las mujeres en los consejos y que tengan las mismas oportunidades y posibilidades para ocupar espacios de toma de decisiones. Para mí el Comité tiene que visibilizar el trabajo de las mujeres y sensibilizar a los hombres desde un lugar de pares. Me parece que un comité de género, no de mujeres, debe estar integrado por varones que promuevan herramientas y colaboren. No es fácil, hay barreras hasta generacionales.
Gisela Wild es vicepresidenta de la Cooperativa de Energía Eléctrica de Ibarlucea, ubicada a 15 km de Rosario. También es vocal de la Federación Santafesina de Cooperativas de Electricidad, Obras y Servicios Públicos (Fescoe).