El día que el sol se queda quieto

01-06-2017

Por Néstor Piccone

Así fue que el sol, y su contraparte la luna y la penumbra -juntos- dieron origen a mitos, creencias y a múltiples interpretaciones.

En muchos casos los avances científicos no dejaron atrás las leyendas. El nombre de solsticio, que define el momento cuando el sol queda más lejos del Ecuador, día que marca el nacimiento del invierno o del verano (según desde donde se lo mire) viene del relato legendario cuando al hombre creía que el sol, además de girar alrededor de la tierra, un día: podía quedarse quieto.

En los mitos de los indios Onas o Selkman y Yamanas, habitantes de la isla de Tierra del Fuego, el solsticio que originaba el día más corto y la noche más larga del año se explicaba como parte de la persecución del sol a su pareja la luna, en la eterna lucha contra el lado oscuro de la vida.

Ushuaia es la capital de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. La Fiesta de la Noche más Larga del Año en la Ciudad más Austral del Mundo, que todos los años ocurre los días 20 y 21 de junio comenzó a celebrarse por 1970, años en los que se impulsaba la promoción industrial de la isla. Con la provincialización, en 1986, la Noche se convirtió en Fiesta Nacional.

La fundacional generación del 80 fue la que primera en darse cuenta de la necesidad de marcar territorio en Tierra del Fuego.

Bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, el mismo que promovió la Campaña del Desierto como solución definitiva al problema de los pueblos originarios que defendían la ocupación histórica de sus territorios; decidió también la ocupación político-militar de la isla más grande del país.

De no haber sido así, posiblemente todavía, estaríamos litigando contra los ingleses que no contentos con ocupar las Islas Malvinas pretendieron avanzar sobre la Isla de Tierra del Fuego.

Los británicos, tras invadir Malvinas en 1869, también se dieron a la tarea de colonizar Tierra del Fuego. Esta intentona no revistió carácter bélico y se llevó adelante con métodos más piadosos. Lo hicieron a través de la American Missionary Society, una expedición de misioneros anglicanos que plantó la primera iglesia en la isla. Algunos pocos vestigios quedan de aquel intento colonialista que fue redimido por la congregación salesiana, enrolada en una prédica que respetaba el Estado Nacional naciente y que procuró el cuidado de las etnias Yamanas y Onas, por entonces fuertemente castigadas por las enfermedades y cambios de hábitat perpetrados por saqueadores y piratas que disputaban las riquezas de los mares del sur y la posesión de un territorio estratégico.

Los seguidores de San Juan Bosco, que habían nacido como Pía Sociedad Salesiana en Turín, Italia en 1859, fueron fervientes y pacíficos colonizadores de la Patagonia e hicieron pie en la isla junto a las diferentes oleadas de migrantes corridos por las guerras europeas de España, Croacia, Líbano y Lituania.

De esa babel migratoria enclavada en lo que se conoce como fin del mundo y la posterior promoción industrial de los años 70 del siglo XX, surge una celebración de características únicas.

Fiesta que permite reconocer la particular cocina de la Isla, esa que recoge costumbres alimenticias de los primitivos Onas y Yamanas con platos de mejillones y almejas, hoy combinados con recetas europeas que tienen en la centolla su atractivo principal.

Fiesta Nacional de la Noche Más Larga del Año en la ciudad más austral del Mundo.

Ushuahia, 20 y 21 de junio. Con Festivales, Encuentros y tenidas gastronómicas que comienzan el viernes 16.

Atracción: Fuego de los deseos y quema de obstáculos e impedimentos.

Para pasar la noche más larga y el día más corto del año abundan las propuestas gastronómicas: hechas a base de truchas, meros y congrios; sin olvidar los criollos corderitos patagónicos. Las delicatesen dulces bien regadas con vinos y licores de la región completan el menú de un paraíso autóctono y exótico al mismo tiempo.

Los buenos momentos de la noche más larga se completan con dos movidas que conjugan los mitos ancestrales e interrogantes primitivos con angustias existenciales y placeres más modernos; los que se despliegan en busca de una resolución mágica en dos atractivos juegos del lugar: la “Quema de obstáculos e impedimentos” y el “Fuego de los deseos.”

Costumbres que cada año adquieren nuevas formas. El año pasado se lanzaron a los canales, barquitos de papel encendidos en los que nativos y visitantes escribieron sus mejores pensamientos. Una flota de deseos en fueguitos canoeros como los que encendían en sus embarcaciones los Yamanas o similares a los hogares de los Selkman. Esas fogatas que sorprendiendo a Hernando de Magallanes, en el siglo XVI, lo llevaron a bautizar la isla más grande de Latinoamérica con un nombre indiscutible: Tierra del Fuego.

Suscribite al newsletter

COLSECOR Noticias

* no spam