El periodista y escritos Juan Sasturain de paso por la feria del libro cordobesa, dio una charla ante unas 250 personas en el auditorio de la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba.,
En diálogo absolutamente abierto con los asistentes, Sasturain relató y recordó los años de trabajo en el diario La Opinión, de Jacobo Timermann. Y enumeró los apellidos de sus compañeros de entonces: Paco Urondo, Juan Gelman y Osvaldo Soriano, una selección de hombres de letras que difícilmente el periodismo pueda equiparar en el presente.
El recuerdo de Soriano sirvió de disparador para que el hombre barbado preguntara a los presentes que "veían" de Soriano en el marco de sus estudios. Tras intervenciones de algunos alumnos, Sasturain confesó: "Al gordo le interesaba la política y el fútbol. Y la novela policial". Y en tren de confesiones, no dudó en contar que el entrañable escritor era "un gran mentiroso, un gran mitómano, en el buen sentido. No se va a perder una buena historia por ajustar algún dato...", explicó Sasturain, utilizando el tiempo presente para describir a su amigo, recurso que utilizaría más de una vez durante la charla, dejando expresa la vigencia y presencia de Soriano.
Tras sostenidos comentarios acerca del perfil del escritor oriundo de Mar del Plata -"él era básicamente un escritor, no un periodista", dijo-, Sasturain señaló que en el humor -recurso que utiliza la generación de escritores a la cual pertenece- "está el carozo de la sabiduría. Desconfiemos de los que no se ríen", expresó.
"Nosotros empezamos a leer los policiales negros de Estados Unidos. Y esa escritura policial la empezamos a practicar para contar cosas que nos interesaban" remarcó al hablar de las influencias en su obra. Y señaló que la novedad de la inclusión de tres elementos en el género -"la imbricación entre poder, violencia y dinero"- les sirvió a ellos para generar novelas "que eran lo opuesto a las novelas de Agatha Christie". "También -continúo- había mucho de audiovisual. Está llena de cine esta literatura, es fácilmente visualizable. Osvaldo -y trajo a colación nuevamente a Soriano- escribe escenas".
En tanto, en relación su programa Ver para leer, destacó que los escritores invitados al ciclo "no están descontracturados, son como son. El problema es cuando uno pone el muñeco, aparece el cassette. El problema es confundir solemnidad con seriedad. Y no hay nada más informal que una charla borgeana. Lo que hacíamos en el programa era charlar". Otra tema que no faltó en la charla fue la vinculación entre la “Academia” y los géneros populares dentro de la literatura, siempre en tensión. "La popularidad de un autor no es garantía de nada. Pero sí es cierto que esa popularidad es sospechosa, la literatura popular es naturalmente sospechosa. Y sino, es invisible. Tenemos dos casos: Dolina y Fontanarrosa, que no han existido en ciertos lugares de la lectura, sí en la circulación de los libros, pero la `Universidad´ no los rescató", dijo, y no dudó en afirmar: "Que se joda la `Universidad´".
Nota: Ricardo Cortés