Cuando un reglamento puede ser un impedimento para la participación de las mujeres

12-07-2019

En Elena, una pequeña población de 3.000 habitantes del este cordobés, la cooperativa que brinda servicios públicos es presidida desde hace unos meses por una mujer. Analía Quaranta, psicóloga de profesión, es desde hace tres años parte del consejo de administración; antes fue vicepresidenta y en 2019 fue elegida para conducir la entidad.

“Creo que las mujeres debemos participar en estos espacios y principalmente porque tenemos la tarea de mediar. Los niveles de discusión son distintos y las mujeres podemos mediar”, dice esta mujer de 55 años que reparte su tiempo laboral entre la empresa familiar, su consultorio y el área pedagógica de una escuela en Río Cuarto.

Analía llegó a la cooperativa de la mano de Miguel Tréspidi, un reconocido cooperativista y docente que forma parte del consejo de la entidad, y del grupo de Jóvenes Solidarios de Elena. “En ese momento era la única mujer”, recuerda. Hoy junto a Ana María Abercon que ocupa la sindicatura, son las dos integrantes mujeres.

“En general ha sido un lugar ocupado por hombres. Cuando pregunté por qué siempre participan los hombres, me respondieron que los titulares del servicio son generalmente los hombres y por un tema legal solo puede participar el asociado; y que cuando se ha convocado a otras mujeres, en general, están desbordadas por sus actividades hogareñas, maternales y eso les ha impedido participar”. Es habitual que las mujeres lleguen a los consejos cuando dejan su actividad laboral o tienen hijos grandes, agrega.

Quaranta dice que están revisando el reglamento de la cooperativa para posibilitar que las mujeres tengan la opción de integrar el consejo, independientemente de quién tenga la titularidad del servicio de energía en una vivienda.

“Esta resolución obedece a la división del trabajo que había antes, donde los hombres eran los que salían a trabajar y eran los jefes de hogar. Actualmente, en los nuevos formatos de familia, la mujer es la jefa de hogar en muchos casos”.

Consejo de administración de CoopTol

Otras conquistas

En los últimos años, aunque lejos de equilibrar la balanza de la participación, es posible observar un mayor número de mujeres en la gestión de las cooperativas.

Un caso reciente es el de la cooperativa eléctrica de Justiniano Posse, en Córdoba, donde después de 70 años de existencia de la entidad en mayo de este año la asamblea aprobó la inclusión de Fabiana Albera y Mariana Vicente en el consejo de administración. Ambas mujeres provienen de familias vinculadas a la cooperativa y ocupan el cargo de vocal suplente.

La cooperativa de servicios públicos de Arroyito (Cespal) fue otra entidad presidida por una mujer en el año 2015. Susana Porporato fue la primera en ocupar ese cargo.

Tal vez el caso más resonante es el de la cooperativa de servicios públicos de Toledo, también de Córdoba, cuyo consejo es plenamente femenino. Desde hace tres años, “somos todas mujeres”, cuenta Yanina Pucheta, que preside la entidad. “Al menos en Córdoba, no conocemos otro cooperativa con esta particularidad. En los primeros congresos del sector a los que íbamos éramos las únicas”, agregó.

La cooperativa eléctrica de Ibarlucea, en Santa Fe, es presidida por Gisela Wild, referente feminista con gran participación e incidencia en el sector cooperativo. Wild señalaba en una entrevista a COLSECOR noticias que “no se negocia como consigna la participación de más mujeres en los consejos, pero también queremos organizaciones con perspectiva de género porque si esas mujeres que ocupan los espacios no tienen una visión en ese sentido tampoco sirve”, concluyó.

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