'Con kirchner no cambió el modelo, cambió el discurso”

08-02-2005

"Con Kirchner no cambió el modelo, cambió el discurso"

Silvia Naishtat.

-¿Se puede ser banquero y ser de izquierda?

-Yo soy una persona de izquierda, que es querer en definitiva una sociedad más justa, sin excluidos, sin gente que sufra hambre. Pero la realidad es que yo no soy un banquero.

-¿Cómo es eso?

-Soy un dirigente del movimiento cooperativo que fue llevado a dirigir un banco cooperativo. Pero a diferencia de los banqueros, yo exhibo con orgullo mi patrimonio. Tengo un buen departamento y un auto. No tengo casa en un country, ni en Punta del Este, ni plata en el exterior ni ninguna de las cosas que puede tener un banquero. No soy accionista de un banco, soy un funcionario de una empresa cooperativa.

-¿Cuál es la diferencia entre un banco cooperativo y otro comercial?

-La primera diferencia es que el banco privado busca obtener la máxima ganancia posible. Nosotros instalamos el criterio de obtener la rentabilidad necesaria. Es la que necesitamos para cumplir con las exigencias de capital que plantean las normas del Banco Central y la tecnología. Pero no tenemos accionistas que exigen ganancias. La segunda diferencia es que nuestra cartera está compuesta por créditos a pymes y personas. Y la tercera diferencia es el modelo de gestión que tiene como objetivo que esa diferencia se note.

-Pero no hay mucha diferencia en las tasas que les cobran a las pymes...

-En lo primero que se nota la diferencia es en el acceso que tienen las pymes al crédito. Esa es la diferencia esencial. En la tasa no hay una diferencia sustancial, porque tengo que pagar lo mismo que la competencia por depósitos y encajes. Pero somos un banco para las pymes que las asiste integralmente.

-¿Tiene muchos morosos?

-Es mentira que las pymes son malas pagadoras. La crisis lo demostró. Los problemas fueron con los grandes clientes. Somos un banco cooperativo de gente que conoce a la gente.

-Pero con eso ¿alcanza?

-Antes el conocimiento era un rasgo definitorio. Hoy no alcanza con que el tipo sea buen tipo: tiene que tener una empresa que le genere rentabilidad. Hay que analizarlo bien. Pero sigue siendo importante conocer a la gente.

-Ustedes fueron muy críticos de Menem. ¿Kirchner representa otro modelo?

-No se puede decir que cambió el modelo. En todo caso lo que cambió es el discurso: ahora hay un gobierno que critica. Salir de la convertibilidad no es haber cambiado de modelo; es haber abandonado un aspecto que era el tipo de cambio fijo. Pero hay un cambio claro de discurso. Estoy de acuerdo con el Kirchner que critica a los organismos de crédito, cuando dice que son los grandes responsables. Sin embargo, hay un conjunto de políticas que terminan generando un modelo de acumulación de capital y de distribución de la riqueza y eso en lo esencial se mantiene inalterable. La distribución del ingreso empeoró.

-¿Le gusta cómo manejan la negociación con el FMI?

-Coincido cuando se dice que son los grandes responsables de lo que pasó. Pero en la práctica hay una decisión política de privilegiarlo en los pagos, no incluirlo en la quita de la deuda e inclusive castigarlos, entre comillas, cancelando todo lo que les debemos. Hay una cierta contradicción.

-¿Cuál es su pálpito sobre el canje de la deuda?

-El Gobierno pone siempre la vara baja para exhibir después con los resultados un éxito mayor. Por eso dice que obtendrá un 50% de aceptación. El FMI pone la vara alta, para decir que no se llega de ninguna manera. Estará cerca del 60%. Lo van a presentar como un éxito y es el principio de la solución: es la mayor quita en una negociación de este tipo. Pero aun con esta quita, Argentina se queda con una deuda externa enorme que va a significar un esfuerzo brutal, la postergación por mucho tiempo de muchas cosas.

-¿Qué opina del referendo convocado por Ibarra?

-La consulta popular siempre es bienvenida; es pasar a una forma más avanzada de democracia; incluirla es avanzar. Pero debería ser un método y no un recurso frente a una situación límite.

Un poco de todo

-¿Volvería a Boca?

-Lo dirigí durante más de una década, entre 1985 y 1995. Y saneamos un club que estaba en ruinas. Cuando nos tocó perder, lo sufrí muchísimo. Boca formaba parte de mi vida cotidiana. Pero después que me fui empecé a hacer otras cosas que hoy me apasionan. Así que me resultaría difícil ir para atrás.

-¿Le gusta el Boca de Macri?

-Nada de Macri me gusta. Tengo una visión antagónica de todo lo que él hace. El se presenta como un político nuevo, pero es un joven representante de lo viejo. Tuvo suerte porque se cruzó con Carlitos Bianchi.

-¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?

-En principio el que acabo de leer, Ensayo para la ceguera, de José Saramago.

-¿Quién es su referente político?

Era Floreal Gorini, el gran dirigente del movimiento cooperativo, un ejemplo de vida, un gran luchador, que falleció en octubre.

Perfil

Carlos Heller, 64 años, tres hijos y cinco nietos, lleva 40 años en el movimiento cooperativo: comenzó como cajero en una caja de crédito. Asegura que el Credicoop salió fortalecido de la crisis y duplicó sus depósitos. ¿Las vacaciones? En Brasil.

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