La escuela nació en el año 1991 por la inquietud de docentes y padres interesados en que los chicos tuviesen una propuesta de aprendizaje alternativo. En sus primeros años, solo ofrecían talleres de instrumentos musicales abiertos a toda la comunidad y cursos de perfeccionamiento docente en el área musical. Con el tiempo, se incorporaron las salitas para los más pequeños, y hoy cuentan con nivel inicial, primario y medio, además de los talleres abiertos.
“Al principio sólo contábamos con recursos humanos”, dice Viviana Blengio, Presidente del Consejo de la Cooperativa Ars Nova. Por eso, la idea de conformarse en una cooperativa de trabajo para concretar el proyecto les resultó una idea atractiva desde el principio.
En el edificio abandonado de un frigorífico de la ciudad comenzó a tomar forma el sueño de esta escuela nueva. De a poco y con sacrificio, los integrantes de la cooperativa rescataron el espacio y consigo vino también la recuperación del barrio. “La escuela fue muy importante a nivel comunitario por la actividad cultural que imparte”, nos cuenta Mariel Glöeker, directora del nivel inicial.
Durante más de una década, las cuotas de los alumnos fueron el único recurso financiero de la cooperativa de trabajo . Pero este año, han recibido una buena noticia porque el Estado provincial decidió hacer los aportes necesarios para pagar las remuneraciones mensuales de los docentes de nivel inicial y primario, por lo cual la institución tendrá cubierto el sueldo de la mitad del personal docente.
Educar para una libertad responsable fue el objetivo que desde el comienzo tuvieron los docentes de la cooperativa. Pero sabían del desafío que tenían por delante para hacer realidad el proyecto que anhelaban. Hoy, se sienten orgullos de haber creado su propio espacio laboral.