La empresa será de carácter mixto y se conformará a partir de tres tipos de acciones; las clase A, que quedarán en poder del estado: clase b destinada a los accionistas interesados en participar de un concurso público; y clase c que son las que ofertarán en la bolsa porteña.
La creación de Arsat pasó a un segundo plano debido a que en la misma sesión se trató el tema del agua potable mediante la creación de Aysa, no obstante la relevancia de la empresa satelital no es un punto menor.
Osvaldo Nemirovsci, Presidente de la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados, señaló que su importancia radica en dos cuestiones fundamentales: “Por un lado, la defensa de los intereses nacionales: y por el otro, la posibilidad de crear empleo de alta densidad tecnológica, que va a encontrar a nuestros técnicos, profesionales y científicos en el diseño, desarrollo y fabricación, de satélites de comunicaciones”
Sin embargo, se generaron distintas polémicas ya que la oposición encabezada por José Adrián Pérez, del ARI cuestionó la forma jurídica que se le dará a la empresa y la integración de los capitales. Pérez manifestó que se está llevando a cabo un proceso de privatización encubierta sin reglas, sin licitación y con el otorgamiento de una amplia facultad discrecional hacia el ministerio administrado, que en todos los casos resulta ser el ministerio de planificación.
Arsat dispondría no solo de las instalaciones de la Conae (Comisión Nacional aeroespacial) sino también del activo de Nahuelsat, que sería el más beneficiado por la fusión ya que la vida útil del satélite Nahuel esta expirando. Se supo a partir de la creación de Arsat, que la fusión llevaría tres meses y que Nahuelsat cambio de manos en diciembre último, pasando a ser propiedad de Eads (European Aeronautic, Defense and Space Company) y Finmeccanica que se quedaron con el control de Nahuelsat, con un 66,67 y 33,33 % respectivamente.