Salvador Treber

"A mi gusto no lo han hecho bien”

Hace unos días, el sector agropecuario lanzó de manera unánime un paro nacional en respuesta a las retenciones impositivas que fijó el Gobierno nacional. Frente a estas manifestaciones, Treber dijo: “dejémonos de ser hipócritas”.

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Cecilia Ghiglione Cecilia Ghiglione 27-03-2008

Treber nos recibió en su casa con una sonrisa y la frase “Nos les va a gustar lo que digo” - refiriéndose a las retenciones - que sirvió para distender e iniciar la charla que comenzó como una clase de economía política.

Los enfrentamientos que se han sucedido a lo largo de la historia entre el campo y el gobierno tiene al primer gobierno de Perón como uno de los momentos más paradigmáticos, explicó Treber. “Perón comprendió rápidamente que lo que le iba a dar sustento político era un acelerado crecimiento de la industria”. Aprovechó los precios internacionales de los productos agrícolas para trasladar ese excedente a otros sectores, como el industrial, y eso lo enfrento con el campo, en particular con la Sociedad Rural. “Perón uso el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del intercambio). Había tres tipos de cambio fijo: uno de 5 pesos para la importación de petróleo; uno de 7,50 con el que se adquiría la cosecha y se introducían los insumos industriales; y uno de 14 pesos para todo el resto. De tal manera que en buena medida los buenos precios que hubo inmediatamente de la Posguerra, y que después se terminaron, sirvieron para financiar el crecimiento industrial y también para algunas aberraciones como comprar los ferrocarriles a precio de oro y una serie de expropiaciones sobrevaluadas. En ese momento el campo se encontró con un esquema cambiario que obviamente trasladó del sector primario al secundario parte de los ingresos. Fue castigado”.

Treber recuerda una cita de un discurso de Perón de 1949 donde decía que con la Segunda Guerra Mundial “nos hicimos autosuficientes en la industria liviana y con la Tercera instalaremos la industria pesada”. Felizmente para la humanidad no hubo Tercera, dice Treber, pero “a nosotros nos dejó en esto y desde allí venimos penando el error geopolítico. Perón pudo haber fundado una Argentina distinta, que hoy sería del primer mundo, pero prefirió los votos de los obreros de la industria liviana y postergó para otras décadas lo demás”.

¿Cómo era el campo en esos tiempos?

Vamos a ubicarnos. Era trigo, maíz, lino y, tal vez, era el negocio de los grandes hacendados porque estaba dividido en la cría y la invernada. La cría era de los que tenían campos más o menos pobres y la invernada concentraba a los mejores campos.

¿Este sector de la invernada reunía a la oligarquía de entonces?

Sí, sí. No quise usar la palabra sencillamente porque está muy gastada. Estaba [la oligarquía] ligada al negocio de los frigoríficos que ese tiempo 60 % era de capitales estadounidenses, 30 % de capitales ingleses y 10 % de frigoríficos argentinos, pero cuyo principal cliente era Inglaterra. Ese fue el esquema que implemento Perón y que después un poco tarde, cuando ya no tenía reservas, trató de modificar. Cuando vio que no venía la Tercera Guerra Mundial trató de incorporar la industria del tractor y los automotores y aceleró el plan siderúrgico. Lo hizo a la saga de los acontecimientos y para corregir errores que él era conciente que había incurrido. Esto lo debilitó y en buena medida creo el clima para el golpe de estado del 55. En ese momento se eliminaron los cambios múltiples y se permitió la libre importación y exportación Así que no es que el libre ejercicio del derecho de exportar es una fórmula exitosa, depende del momento, de las circunstancias y de cómo se formalice.

¿Y como analiza la situación del presente?

Nosotros venimos de una crisis muy dura. Desde 1999 al 2002 la economía argentina cayó casi el 20 por ciento. Lo que sucedió es que los sectores de altos ingresos conservaron lo suyo y el conjunto restante de la población fue golpeada con altísimos índices de desocupación, subocupación. Fue la culminación del modelo neoliberal de la década del 90. Lo que vino después de varias vacilaciones es una fórmula que comienza con sobrevaluar del tipo de cambio. ¿Qué busca la sobre valuación? Busca hacer competitiva la exportación y la producción industrial. En ese momento se optó por establecer un tipo de cambio que permitiera reconstruir la industria para poder exportar. Para exportar había dos alternativas: por el tipo de cambio de mercado generado por oferta y demanda, más subsidios. Modelo brasileño, por ejemplo. O un tipo de cambio alto que incluyera en este nivel un subsidio implícito y para los sectores más eficientes, retenciones. Esto no es novedad. Las retenciones vienen de más de 40 años, no es un engendro diabólico del matrimonio K. Solamente los ignorantes pueden decir este disparate. Las implementó entre otros notables agrupados Krieger Vasena, Martínez de Hoz.

¿Y también había protestas igual que ahora?

Nada. No se quejaban nada. Así que no es tanto el medicamento sino quién le pone la cuchara en la boca. Entonces, dejémonos de ser hipócritas.

¿Que piensa sobre como se manejaron las retenciones en los últimos 4 años?

En el año 2005 el sector agropecuario computó como contribución patriótica las retenciones. Y las retenciones hasta ahí no eran otra cosa que sacarle la nata a la leche. No eran ingresos generados por ellos sino por el mayor precio del tipo de cambio. Así que hasta aquí las retenciones retiraban, y en forma parcial, el mayor valor del dólar generado por la regulación y la compra de excedentes vía Banco Central. Después se da un problema de tipo internacional totalmente nuevo: sobreviene un aumento nunca antes visto de todas las comodities, entre estas las que nosotros exportamos. Entonces, caben dos alternativas. Si nosotros dejamos las cosas como están el mercado interno va a tener que nivelar sus costos y sus precios de comercialización con el internacional. A nivel internacional EE.UU, la Unión Europea y Japón gastan en subsidios para que el mercado interno no sufra esos aumentos nada menos que 1.000 millones de dólares por día. Después está el otro modelo del cambio libre pero acuerdan subsidios para los productores. Nosotros tenemos un tipo de cambio sobreelevado y le sacamos la cresta en forma proyectiva, lo que significa que hay un sistema de tipo de cambio múltiple, más alto para los sectores industriales incluso para la industrialización de insumos agrícolas. No está tan desconforme Urquía que exporta aceites, harina y pelets, por ejemplo. A esto se agrega un nuevo protagonista, los chinos incorporan 1 millón de nuevas bocas a consumo moderno por año. Este inmenso país de 1.350 millones de habitantes se convirtió en el gran devorador de excedentes y detrás de él está India, que también despertó. Esto hace que se aumenten los precios internacionales. Entonces, yo me pongo no en el sillón de Lousteau sino en los que están detrás. Caben dos alternativas: una, dejar las cosas como vienen. ¿Qué hacemos? ¿Dejamos que el aumento de los precios internacionales se vuelque sobre el mercado argentino? Imaginate que sos exportadora de leche, carne o soja y tenes un precio muy alto en el exterior y uno más bajo en el país ¿Qué haces? Decís, o me pagan aquí lo que vale en el exterior o lo exporto. La alternativa es esa y es lógica, es la opción de un sistema libre. Pareciera que en la última corrección de las retenciones ya no buscan fijar el mayor valor, para esto con los valores anteriores era suficiente, sino que lo que pretenden es evitar que los precios internos se nivelen con las exportaciones. A mi gusto no lo han hecho bien, no lo han hecho en el momento oportuno ni lo han presentado en forma potable. Por que esto se une, pareciera, con la idea de evitar que la soja siga avanzando y desplace de tierras laborables a otros cultivos. Se ha querido en las misma circunstancia paliar el aumento de todo y al mismo tiempo reorientar el uso de la tierras. Yo creo que estas cosas no se deben hacer todas al mismo tiempo. Si tuvieran la mala idea de plantear todo junto me parece un gravísimo error que no se haya anunciado un programa de inversiones. Para que tengas una idea de lo que eso significa: llevar a puerto de embarque la producción lleva entre 19 y 26 por ciento del precio en transporte y almacenamiento. Y las condiciones de nuestra infraestructura...! Si alguna vez pasaste por el puerto de Rosario con las filas de camiones esperando para descargar. Esto es incapacidad portuaria, significa inmovilización de capital porque están los camiones con la carga y con su tripulación días y días. Esto es altamente ineficiente. Cuando discutí con los dirigentes agrarios y les dije Uds. en vez de discutir las retenciones, que nos les quita nada, seria muy constructivo que ofrecieran un plan de infraestructura vial de transporte. Eso bajaría los costos y se beneficiarían. Eso es lo que no ha hecho el Gobierno y a mi eso me preocupa.

 

Salvador Treber es contador, economista y docente de Postgrado de la UNC. Pionero del Grupo Fénix.

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